Hugo, la historia de un indomable
 
Hugo Sánchez Márquez (11 de julio de 1958, Ciudad de México) llegó ayer a los 62 años de vida con la certeza de que su trayectoria se mantiene brillante como el mejor jugador mexicano a nivel internacional.

Pero así como en Argentina existe el debate sobre quién ha sido el mejor de la historia de su futbol, si Diego Maradona o Lionel Messi, en México las generaciones más actuales se inclinan por Rafael Márquez.

Cuestión de gustos y enfoques. Lo cierto es que a Hugo le tocó una época en la que el futbolista mexicano no era seguido en Europa y el conocimiento que se tenía era lo que se podía ver en los Mundiales con exhibiciones muy pobres, por lo cual al momento de emprender la aventura en 1981 con el Atlético de Madrid de nada le sirvió que tenía como credencial haber sido campeón goleador en la temporada 1978-1979, título que compartió con Cabinho; además de ostentar dos trofeos de Liga, y portar el gafete de capitán de los Pumas.

Si desde su debut en 1976 hasta su último partido con la camiseta auriazul en la Final contra Cruz Azul en 1981, Hugo fue tratado como rey por su afición, al llegar a territorio español el mundo color de rosa se fue convirtiendo en un infierno que curtió su carácter.

Si acaso, el peor descalabro que había sufrido Hugo en México fue la desastrosa actuación de la Selección Nacional en el Mundial de Argentina 1978, al ubicarse en el último lugar de la competencia con 0 puntos, 12 goles en contra y 2 a favor, de los cuales él no anotó ninguno.

Lo que vivió en sus inicios con los Colchoneros hubiera doblegado posiblemente a otro porque Hugo experimentó no solamente la presión de los medios de comunicación, sino el menosprecio de una afición exigente en las gradas del Vicente Calderón que recurrió al grito racista de "¡Hugo, indio cabrón, te mandáremos al paredón!". Y lo peor, debió superar la indiferencia del técnico Luis Cid Pérez "Carriega", y de sus compañeros, entre ellos el astro brasileño Dirceu Guimarães.

En su biografía "Hugo Sánchez, el Rey del Gol", escrito por Luis Miguel González, relata aquellos momentos: "Los 3 primeros meses en Madrid fueron muy desagradables, ya que tenía todo en contra y me encontraba muy solo. Además, ni me podía desahogar jugando porque "Carriega", el peor entrenador que he tenido en mi vida deportiva, no me tomaba en cuenta. Muchos de los compañeros me ignoraban, tanto dentro como fuera del terreno de juego".

Pero Sánchez resistió, y después una serie de acontecimientos le favorecieron al ser destituido "Carriega", paulatinamente se adaptó al equipo, y ante los goles que anotaba el público cambió los insultos por los aplausos hasta que en la temporada 1984-85 conquistó el primero de sus 5 trofeos Pichichis que lo acreditaban como campeón goleador.

De ahí se catapultó al destino de gloria con el Real Madrid, en donde compartió la cancha con la mítica Quinta del Buitre.

Sus goles espectaculares a un solo toque sin necesidad de acomodarse el balón se convirtieron en leyenda y terror de las defensas rivales. Jorge Valdano, su compañero en el ataque del Real Madrid, explica en su libro "Los 11 poderes del líder", cómo era el "Penta".

"Hugo solo complicaba el gol cuando lo celebraba. Meterlo, en su caso, parecía cosa de niños, pero lo cierto es que detrás de esa aparente facilidad había una montaña de información, horas y horas de entrenamiento, una concentración salvaje y un claro objetivo", cuenta el también ex técnico y director deportivo del Madrid.

Hasta hoy, la carrera de Hugo en España sigue siendo un ejemplo, y para muestra es que hasta la fecha está incluido entre los históricos del Real Madrid.

¡Felices 62 años, "Macho"!

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