SE CAE...

 
Se nos está descarrilando La Máquina Cementera de La Cruz Azul.

Fue el mejor equipo del desaparecido Clausura 2020.

Fue el "campeón" de esa Copa Pro México previo a este Guardianes 2020.

Llegó a ser líder de este torneo, y si no lo era en todas las jornadas, estaba en el 2 general, sólo abajo del León.

Pues ya tiene 3 juegos que no gana, sólo ha sumado 1 punto de sus últimos 9 y, de ser 2 general, ya es 4 con posibilidades de ser 5.

Si hoy el Ameee le gana al León, en Aguascalientes, el equipo de Robert Dante Siboldi estará saliendo de los 4 equipos que irán directo a los Cuartos de Final.

Y a como le queda el calendario (visita a Chivas en la 15, visita a Rayados en la 16 y recibe a Pumas en la 17), dudo que el Azul pase directo a los Cuartos.

 
 
LA MOLESTIA DE IGOR
 
 
En días pasados por fin se dio el adiós del Cruz Azul del zaguero chileno Igor Lichnovsky, y lo hizo con un video en el que aseguró que cuando alguien se va de una empresa es porque ésta no lo valoró o algo hizo mal.

Como no me gusta quedarme con la duda, y menos que ustedes mis fieles Sanca-lectores se queden con ganas de saber la verdad, me di a la tarea de indagar cuál fue la razón por la que el central se fue a Arabia Saudita y -¡tranquilos todos!- que no fue solamente por los petrodólares que allá le van a pagar.

Después de consultar a mis Judas en el club, tanto el de La Noria como el de Cruz Azul, acá les cuento lo que ocurrió.

Resulta que Lichnovsky cumplió este verano 2 años de haber llegado a La Máquina, por lo que a su contrato ya sólo le quedaba una temporada más.

Para quien no se acuerda, los Celestes acostumbran firmar contratos de 2 años con opción a uno más, cuya renovación se hace en automático.

Dicha renovación suele darse con todo aquel jugador que siga en planes con los Azules y muchas veces ni tinta se ocupa para hacerlo efectivo, porque así está estipulado en el contrato original.

Así que el zaguero chileno ya vivía, en este Guardianes 2020, su tercer año de contrato en el conjunto Cementero.

Pero cuando se enteró de que el señor Pedro Miguel Faria Caixinha estaba interesado en llevárselo al Al Shabab de Arabia Saudita, a Lichnovsky le movieron el tapete.

Mi Judas de La Noria me contó que el central, titularísimo en este torneo ante la larga rehabilitación de Pablo Aguilar y los problemas con el Covid-19 que sufrió Julio César Domínguez; pues se le hizo fácil acercarse a la directiva celeste para pedir una renovación de contrato con todas sus letras.

El zaguero no sólo quería que le dieran 2 años más, después de este que ya está en disputa, sino incluso que percibiera una mejora económica.

Pero se le olvidó que en La Máquina la situación no está para andar haciendo planes y quizá no sabía que Cruz Azul históricamente no corre prisa para renovar contratos.

Los Celestes acostumbran llegar días antes de que termine el vínculo para ver si renuevan y, además, le dejaron claro que en plena Fecha 13 no era momento para hablar de renovaciones.

Ahí fue donde Lichnovsky no se sintió valorado y por eso no dudó ni tantito en irse con Caixinha hasta Arabia Saudita.

Por eso en su video de despedida habló de cuando un empleado no se siente valorado, porque lo mandaron por un tubo cuando quiso tratar otra renovación, pese a que le quedaba aún más de medio año de contrato con Cruz Azul.

Pero ojo, no es que La Máquina no lo haya querido, sino que simplemente así maneja las cosas y sobre todo ahora con los problemas internos en la Cooperativa La Cruz Azul, la propietaria del club.

Así se terminó la relación entre Cruz Azul e Igor Lichnovsky y créanme, porque me lo aseguró mi Judas celeste, ninguno quedó contento con el otro.

 
 
POBRES CENTELLAS
 
 
Mientras la Liga BBVA no se ponga las pilas y le haga entender a los directivos de algunos equipos que se debe invertir un poco más de dinero para darle un trato justo a las jugadoras, esto va a seguir siendo el cuento de nunca acabar.

Y miren que en esta ocasión no hablo del tema de los salarios porque eso ya está muy discutido y entendido por parte de la mayoría de las integrantes de esta competencia, que tienen claro que mientras no se vuelvan autosuficientes no podrán tener una remuneración que les permita vivir de la profesión.

Está bien que las muchachas no le estén dando dinero a ganar al equipo, pero no se vale que las expongan y las lleven a una exigencia física extrema, como si se tratara de purgar una penitencia.

Nomás le recuerdo a los directivos en cuestión que gracias al futbol femenil recibieron una lana de parte de la FIFA para apoyar a la competencia de mujeres, luego de esta pandemia.

Espero que ese dinero sí se esté ocupando en pruebas de Covid-19 y en poder mantener todos los protocolos sanitarios, aunque luego de que lean lo que les voy a contar, me parece que ya me están entrando dudas.

Resulta que hubo fecha doble y a las Centellas del Necaxa les tocó jugar como locales el miércoles 14 de julio, donde sinceramente dieron un partidazo ante Tigres, pues a pesar de que se enfrentó David contra Goliat, las felinas apenas pudieron meterles un gol.

Hicieron trabajo regenerativo el jueves y el viernes a las 9:00 p.m. emprendieron el camino para la Angelópolis, pues el sábado 17 enfrentaban al Puebla.

El viaje en camión duró cerca de 7 horas, de tal forma que arribaron a la ciudad Camotera a las 4:00 a.m, por lo que les fue alquilado un hotel modesto, donde metieron a 5 jugadoras por habitación para que se echaran un volado para ocupar las dos camas que había por cuarto.

¿Y la sana distancia? ¿Y las medidas que había prometido la Liga en el tema de los cuartos y hoteles para evitar contagios?

Pues ya se imaginarán dónde quedó todo, con dos horas de descanso se presentaron a jugar contra el cuadro poblano, al que le sacaron el empate.

Las Centelles son el cuadro con menos recursos de la Liga, pero ahí van sacando puntito y ganando espacios en la Selección, es una pena que las traten así.

 
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