A cualquier aficionado al futbol se le puede hacer la misma pregunta: ¿Nahuel o Gignac?
Podemos hacer el ejercicio aquí mismo.
Ricardo Ferretti, en una charla sostenida hace unos días con quien escribe, declinó la respuesta: los dos tienen la misma importancia en los Tigres.
Ambos dejaron un recordatorio sobre la cancha del Azteca el sábado pasado: uno atajando lo posible y un poco más, y el otro alcanzando a Jonathan Rodríguez en la punta del goleo individual.
Pero "Tuca" también dejó su tarjeta de presentación con números insuperables en una carrera que debe ser enmarcada desde ya, sin hacer caso a que guste o no la manera en que su equipo juegue de repente.
Obras son amores y las de Ricardo no tienen la menor objeción.
Ya se enrachó, ya llegó al momento importante de la campaña regular con cinco triunfos consecutivos sin recibir un solo gol y despachando en uno de ellos a los Rayados en su propia cancha, lo que adereza para sus aficionados el nuevo sueño a lograr.
A falta del partido de esta noche entre León y América -las glándulas salivales hacen ya su trabajo atraídas por un buen platillo- Tigres ya está en los primeros cuatro de la Tabla y listo para intentar un zarpazo más.
Los partidos como local que le restan parecen asequibles -Juárez y Atlas- y su única salida será de nuevo al Azteca para enfrentar, ahora, al América.
Tiene un futbol muy equilibrado que sabe resolver situaciones complicadas como la de haber sumado solamente una victoria entre los ocho partidos que jugó de la fecha dos a la nueve.
La crítica ya cambió porque el rumbo se enderezó gracias a esos triunfos, que permiten a "Tuca" mantener la nave firme: nunca en más de 29 años ha sido cesado en un puesto más frágil que un jarrito de Tlaquepaque.
Y tiene, sí, a Nahuel, a Gignac y un plantel lleno de jugadores exigidos para ofrecer siempre su máxima calidad con una autoridad incesante de su director técnico.
En esa misma charla, Ferretti declaró abiertamente que se quiere quedar en Tigres, para lo que tendría que extender su contrato, y sentía que parte de ese futuro se lo estaba jugando con el final de la campaña y lo que suceda en la Liguilla.
Los acercamientos que se han dado hasta ahora son poco formales: ambas partes estarán esperando a que llegue el momento oportuno de decidir el futuro de institución y técnico.
Más allá del desgaste natural que genera el paso del tiempo, Tigres recuerda una máxima que fue escrita en "La guerra de las Colas" hace ya varios años: No cambies lo que está bien.
En las redes sociales, amigas de la novedad, hay quienes no desean su continuidad, olvidando que una figura tan importante en Tigres sería muy difícil de reemplazar.
Los números hablan de una vigencia que, contra Cruz Azul, volvió a ser refrendada.
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