Mientras observaba el Clásico Tapatío, antes de entrar al Tigres vs. Cruz Azul, reflexionaba sobre la famosa y sobrevalorada cantera del Atlas.
Es fecha que seguimos hablando de aquella generación de Ricardo Antonio La Volpe que tenía a Rafael Márquez, Daniel Osorno, Juan Pablo Rodríguez, etc. y pocas veces nos damos el tiempo para dimensionar que han pasado 20 años de eso.
Por supuesto que en la bajada de la cima al inframundo van saliendo jugadores como Torres Nilo y Hugo Ayala, que aún siguen triunfando en la Liga MX, pero esa cantera pasó de realidad a mito.
Junto con Atlas, Pumas, que históricamente es la cantera poderosa, también se fue a la baja con la fragmentación de las fuerzas básicas.
Verán, antes las referencias para que tu hijo fuera futbolista eran pocas y claras, si querías que tu hijo se formara como futbolista profesional no había más que Atlas, Pumas, Chivas y América.
El detalle es que de unos años a la fecha eso cambió. Llegaron propuestas de peso, como la Universidad del Futbol en Pachuca, la inteligencia deportiva en Santos Laguna y el avance de los regios como equipos populares.
Antes, el talento joven se concentraba en los de siempre, hoy los niños y sus padres tienen más y mejores opciones.
A grandes rasgos, esta es la principal razón por la que en Selección Nacional vemos una mayor diversidad de canteranos.
Comprendo lo difícil que ha sido para todos en el futbol mexicano adaptarnos a este nuevo mundo, pero para este año muchos equipos deberían darse cuenta que su gran diferenciado pudiera ser su cantera.
Es decir que con los billetes ya son otros los que lo hacen mejor (Rayados, Tigres, America y Cruz Azul principalmente), pero quedan otras categorías libres como las fuerzas básicas y la inteligencia deportiva, por nombrar algunas.
El gran error que se comete en el futbol mexicano con el tema de la generación de nuevos futbolistas es hablar tanto de la oportunidad y tan poco de la manufactura de los jugadores.
México no tiene un problema de oportunidad como muchos insisten, esa es sólo la punta de iceberg y lo qué hay en el fondo es una estructura defectuosa.
Pocos quieren ser formadores, y los que tienen la vocación están tan mal pagados que prefieren orientar su capacidad a otras facetas del entrenador.
Suena reiterativo, pero es una realidad que la crisis siempre presenta nuevas oportunidades, y en este caso no es la excepción. El club que logre llevar sus fuerzas básicas "al siguiente nivel" tomará una gran ventaja.
Es normal que estemos esperando a que uno de los equipos poderosos lo haga, sin embargo en la mayoría de las cosas la evolución no llega desde lo establecido sino desde lo emergente.
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