Tiene el futuro resuelto cual exitoso empresario de 65 años. Sólo que tiene 30. Giovani dos Santos ha dado un golpe maestro. De esos que no da en las canchas desde hace mucho tiempo.

Aún cuando no juega desde octubre del 2018, ha estampado su firma con el equipo más mediático, más grande, más ganador, más amado y más odiado de México.

No cabe duda. Futbolista, genio y mago. Un encantador con la pelota y un hechicero con la sonrisa.

Hace unos días, la Liga MX se estremeció con la noticia. En plena Copa Oro lo de Gio fue estruendoso y llamativo. Hizo voltear los reflectores que andaban por Estados Unidos aburridos de Antunas y Martinos para llenar las portadas y alimentar las futboleras charlas.

Giovani para los americanistas será un motivo más de empoderamiento (término tan de moda en tiempos de redes sociales). Y para los detractores, un motivo perfecto para sentir curiosidad, atracción y algo de culpa. Algo así como romper la dieta o escuchar a escondidas la canción que no se soporta.

De por sí América es el gusto culposo de millones, ahora con Dos Santos, la extraña sensación se intensificará. Los ojos estarán puestos en él para reventarlo o para ver si futbolísticamente América puede recuperarlo. Indiferencia jamás.

Pero a Giovani dos Santos nada le perturba. Eso no le preocupa. Seguirá despertando con una sonrisa y seguirá metiéndose a la cama evitando que los problemas se le enreden entre las sábanas. Sabe reír mientras camina por la vida. Es el amigo que sonríe en los chistes malos y el que se carcajea con el peor de lo contados.

Cadencioso con y sin balón. Intempestivo si lo amerita el avance. De pasitos bachateros y toquecitos brasileiros, Dos Santos se ha sacado una vez más la lotería sin comprar boleto. ¿Hace cuánto no escuchamos de él una buena temporada o por lo menos una sobresaliente actuación?

Indescifrable. Muchos lo han querido, muchos lo han tenido y en ninguno se ha establecido. Barcelona, Tottenham, Ipswich Town, Galatasaray, Racing de Santander, Mallorca, Villarreal, L.A. Galaxy y América. Su "club" favorito: la Selección Mexicana. Catorce años vistiendo de verde. Tres Mundiales, dos Copas Confederaciones y una Copa América. Campeón del mundo Sub 17 y medallista de oro en Juegos Olímpicos.

América se ha aventurado. Asume el riesgo. Le dio por competir con Rayados y por sentir lo que siente Tigres dando mazazos mediáticos. Ni siquiera sabe a qué Gio han firmado. Camisetas, miles. ¿Aportaciones? Ni él lo sabe.

En sus manos está el reinventarse. Y la tiene fácil. Con los niveles de idolatría en México, con lo medianamente suficiente puede seducir.

Tan bailarín como gambetero. Tan farandulero como tribunero. Tan futbolista de cepa como cascarero. Tan libre como un nómada o un cirquero. Gio, el encantador.

 
Twitter: @CARLOSLGUERRERO