Estos 2 últimos años viví experiencias inolvidables con los partidos de la LNBP.
Compartir tribuna en el Gimnasio Juan de la Barrera con más de cinco mil personas que, se nota, aman el deporte ráfaga, demuestran su pasión por un equipo que lleva dos temporadas jugando partidazos.
Gritar al unísono "Capitanes" junto con esas miles de gargantas no tiene comparación. Vivir la pasión por el basquetbol no se ve todos los días. Sobre todo, coincidir con familias completas que se vuelven una sola para apoyar al equipo, el cual inyecta energía no sólo en la cancha, sino que también logra hacer vibrar las redes.
Comentar los juegos de Capitanes fuera del País en línea con la familia basquetbolera que se divierte, se enoja y sufre cuando la quinteta está dando todo en la duela. Ser miembro de una familia que comparte la emoción de un partido no importa cómo ni dónde, es nuevo en un deporte que no se difunde en una ciudad futbolera.
La familia, "el sexto jugador", crece. Ser parte de una familia en el basquetbol no tiene igual. Por ahora, la familia de vacaciones, pero se volverá a reunir en octubre, mientras, sigue en contacto en las redes, se consolidará con el tiempo y se hará más fuerte, al igual que el deporte por el cual se inició.
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