Un equipo con ideas se organiza desde la pelota y jamás renuncia a ella intencionadamente. Ése es el colofón de Ferretti, ése es el ADN de sus equipos y, en buena medida, ése es el reclamo de sus detractores.
Lejos de enfocarnos en el último gol, lejos de quejarnos por el penal que falló Gignac, los Tigres perdieron dos importantes puntos frente a Santos, porque en el mismo Universitario no pudieron tener la pelota.
La juvenil y dinámica plantilla de Pako Ayestarán acertó 50 pases más que los anfitriones, tuvo el balón 54 por ciento del tiempo, fue mejor en balones interceptados, centró 12 veces más, remató más veces dentro del área y tuvo más saques de esquina.
Y aunque el marcador electrónico decía al minuto 68: Tigres 2, Santos 0, en la cancha, la tenencia del balón fue completamente dividida desde el arranque del juego.
En alguna ocasión escuché decir al periodista Fernando Pacini que el futbol es muy democrático, porque hay ganadores y perdedores en cualquiera de los sistemas tácticos.
En ese sentido, existen los que se defienden por el afán de dominar los espacios, a otros la posesión les resulta indispensable, aunque procuran una alta cantidad de llegada con tenencias poco largas.
Y el analista argentino agregó: "La posesión en sí misma no debe ser un objetivo; la calidad es lo que cuenta, porque una interminable secuencia de toques sin romper líneas rivales es sólo un simple recurso de conservación y no necesariamente de dominio".
De tal forma, podemos concluir que el objetivo es fabricar espacios, agrupar bien a determinados jugadores, condensar el juego y, al estructurar el avance, se define cómo y dónde defender.
Pero si regresamos al partido frente a Santos, ¿qué pasó después del gol de Djaniny Tavares? Según vimos, los Tigres renunciaron a la ideología de la posesión, optando por el dominio de los espacios y, de tal forma, entró "El Gringo" Torres por Sobis al minuto 83, con la idea de emboscar al Santos en el mediocampo y tomarlo a contramano y abierto.
El resto de la historia ya la conocemos.
Del otro lado de la Ciudad, los de Mohamed perdieron en Querétaro a lo Vucetich. Al igual que el partido contra América, el portero Volpi fue héroe.
Los tres goles recibidos derrumbaron la hipótesis de que el Monterrey había encontrado la alineación ideal después de ganarle al León. El futuro de los Rayados sigue incierto, como es incierta la continuidad de muchos de sus jugadores.
El 3-2 de América en Toluca y el 4-4 entre Chivas y Pachuca nos confirman que nuestro sistema de competencia premia a la tribuna como al televidente, antes que cualquier otra cosa. ¿No cree usted?
PD. "Nosotros vendemos diversión". Stephen King, escritor estadounidense.
Lo escrito, escrito está.
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