Los héroes del siglo 21 ya no son aquellos guerreros que poseían habilidades para salvar a los suyos del peligro y, de manera gloriosa, servían de ejemplo al género humano.
De la mitología griega pasamos a los conquistadores, luego a los superhéroes de la ficción hollywoodense, pero de repente aparecieron los futbolistas con un misterioso talento cautivador.
La Eurocopa 2016 será recordada por la victoria de Islandia sobre Inglaterra, por la defunción de la campeona España a manos de los italianos, pero sobre todo, porque Francia perdió en la Final de París frente a Portugal y, porque Cristiano Ronaldo, lesionado desde el minuto 23 por un golpe de Payet, por fin pasó a la historia no sólo por su estética figura que reviste las portadas de los tabloides con el uniforme del Real Madrid, sino por razones que van más allá del futbol, como el héroe nacional que llevó la estirpe portuguesa a superar a todas las potencias europeas, épica que ni Eusebio ni Figo ni toda la descendencia de la Casa Real logró desde siglo10 a la fecha.
Lo que no pudo hacer aquel jovenzuelo con aros de diamante en sus orejas, junto a una selección plagada de figuras como Figo, Rui Costa, Deco, Nuno Gomes y Carvalho en Lisboa 2004, donde brilló con 16 gambetas, una cada 26 minutos y robó 22 balones, uno cada 19 minutos, 12 años después, con toda la sapiencia para administrar los esfuerzos, contabilizó tres regates, uno cada 200 minutos, robó 15 balones, uno cada 40 minutos, pero elevó su producción de remates a portería de 20 en el 2004 a 45 en el 2016.
De hecho, Cristiano dejó de ser el extremo que en el Manchester United metía cuatro goles por torneo en la Premier para convertirse a un superhéroe que en las últimas seis temporadas supera las 30 anotaciones por torneo en la Liga y, además, ahora amanece como el máximo goleador de la historia de la Eurocopa.
Aunque un dato va en su contra: en los mil 380 minutos que ha jugado contra las únicas selecciones europeas que levantaron la Copa del Mundo (Alemania, España, Italia, Inglaterra y Francia), jamás ha marcado.
A lo largo del partido, el peso le correspondía a Francia porque buscaba su tercera Eurocopa y, como anfitriona, ganó la Euro 84 de la mano de Platini y el Mundial 98 con Zidane. Con estos antecedentes, la historia le daba un enorme espacio a Griezmann que, como los mencionados, es mucho más que un goleador.
La última victoria de Portugal contra Francia se remontaba a abril de 1975, en un amistoso (2-0). Pero con el zapatazo de Eder al minuto 109, el Stade de France cayó en shock, dándole un inesperado giro a la lógica. ¿No cree usted?
PD. El marketing que desde su debut se había anticipado al talento de Cristiano Ronaldo por fin igualó las expectativas.
"Infeliz es la tierra que necesita héroes", Bertolt Brecht.
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