Ahí... tres letras y un acento con un enorme recordatorio que significaba toda una forma de jugar, de actuar, de pensar, de reaccionar y de ganar.
Minutos antes de salir a la cancha y de gritar todos juntos: "¡¡¡México, México, ra, ra, ra!!!", Ramón solicitaba un par de vueltas con cinta adhesiva en su muñeca derecha, para después pedir al "Vasco" Javier Aguirre (auxiliar), escribir con tinta indeleble: "Ahí!!!". Solamente eso, nada más y cada vez.
"Ahí" es la intensidad con que se debe presionar defensivamente al perder el balón, pero también es el momento exacto en que conviene dar el pase, y el movimiento para ubicarse en el sitio donde se puede dar continuidad a la jugada o apoyo.
En ocasiones las charlas técnicas duran una o dos horas, y en ocasiones podría ser suficiente con solo recordar: "Ahí!!!".
Recuerdo como esas tres letras eran un credo para esa Selección Nacional que dirigió Mejía Barón, pero sobre todo para Ramón Ramírez, quien asimiló como nadie un concepto tan sencillo como tan complejo, tan básico pero tan profundo y tan completo como tan claro.
El futbol puede ser de proponer o de esperar, pero siempre de ubicarse en el lugar indicado. El futbol puede ser de toque o de pelotazo, pero siempre de servir y recibir. El futbol puede ser horizontal o vertical, pero siempre de comunicación precisa. "Ahí!!!" para jugar a lo mismo, "Ahí!!!" para comunicarse y "Ahí!!!" para asimilar lo que se pretende.
Hoy, como hace 25 años, observo cantidad de goles que caen por omitir el simple "Ahí!!!"... goles en los que se permite recibir el balón al rival sin aparente peligro, goles en los que no parece amenazante un servicio lejano y goles en los que poco a poco crece una jugada que pudo ser destruida, cuando se encontraba lejos de la portería propia.
En la pasada Fecha 3 del Clausura se anotaron 20 goles y, salvo los cinco que cayeron de penal, puedo asegurar (tras ver uno a uno) que en los 15 restantes, en algún momento de la jugada completa en cada uno de esos goles, existe la posibilidad de aplicar ese "Ahí!!!" para terminar la jugada. Ya sea para reaccionar al momento de perder el balón, para hacer un relevo, para cometer una falta o para ir a disputar la pelota con mayor determinación.
En contra parte, en cada uno de esos 15 goles aparece el mérito de quien inicia, quien decide, quien dispara, centra o remata para que caiga la anotación... es decir: la cara ejemplar del "Ahí!!!".
Supongo que hoy en día la instrucción no es la misma que transmitía Mejía Barón a sus seleccionados, pero sí el concepto que el futbolista tiene aprendido, a veces como virtud, y no asimilado a veces como vicio. Las consecuencias están a la vista y cada partido es factible realizar un ejercicio de quienes utilizan estas tres letras y un acento para jugar, actuar, pensar, reaccionar y ganar.
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