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El ADN táctico de un juego
Mario Castillejos | 11-04-2019
en CANCHA
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¿Por qué Pumas, que contabilizó 30 puntos en el pasado torneo, ahora difícilmente terminará con 19 unidades?

De la misma bipolaridad podría estar enfermo el León, que sumará 20 puntos más que la edición pasada.

El factor más trascendente para el resultado en cualquier partido de futbol está en la finalización: que tu equipo dispare más y con más precisión o en circunstancia extrema, que sólo sea muy, pero muy, preciso.

Los ejemplos sobran.

El más trillado es aquel donde un equipo genera hasta 12 circunstancias de gol y concreta una, mientras que la contraparte de 3, sella 2.

Y cuando un plantel alcanza muy altas marcas de eficiencia frente a la portería rival, como el de marcar un gol cada 4 o 5 disparos, los más probable es que a lo largo de los siguientes meses, los goles disminuyan sustancialmente.

Bueno, ni el PSG, que es el club que más robada tiene su Liga, registra un tanto cada 4 disparos.

Pero retomemos el ejemplo del partido donde el que genera muchas más jugadas frente al marco rival, pierde el juego. Claro, el ganador lo decreta el marcador, pero no siempre el vencedor domina o impone su estilo sobre el vencido.

Y aquí es donde los equipos que, año tras año están en los primeros lugares (Tigres, América o Monterrey), se diferencian de los que fugazmente aparecen y desaparecen, como Pumas, Santos o Tijuana. En Inglaterra, el ejemplo nos los dio hace un par de años el Leicester.

El asunto radica en imponer el estilo sobre el del rival o llamémoslo "mantener la iniciativa del juego", misma que no siempre se refleja en el marcador (pero a la larga, sí).

Del tal forma podemos determinar el ADN táctico de un partido en 2 medidas: estilos y eficacia. Los Tigres de Ferretti, por ejemplo, invariablemente imponen su estilo sobre el del rival, y América también, aunque las Águilas no lo plasman con altos volúmenes de tenencia del balón, sino con mayor velocidad de llegada.

Los diferentes estilos los podemos detectar observando el grado de elaboración ofensivo, los ritmos de circulación (velocidad a la que hacen circular el balón cuando atacan) y los ritmos de recuperación (¿cuánto tardan en arrebatar la pelota al contrario desde que la pierden?)

Mientras que la eficacia en el juego (sea cual sea el estilo) se evalúa con la finalización: ¿con cuántos remates se consigue el gol?, ¿cuántas ocasiones de gol han acabado sin siquiera poder tirar a portería?, ¿cuántas veces se consigue que los ataques del rival no lleguen hasta mi portero? y ¿cuántas veces impide mi portero o mis defensas que el balón termine en la red? El trabajo de un entrenador es el de darle identidad a su equipo, ¿no cree usted?

PD. Tomás Boy amanece al frente de las Chivas en una Liga multinacional y donde a su nuevo equipo se le juzga como si los años dorados de los 50 y 60 fueran ayer.

Entre la eficacia y el estilo, "El Jefe" Boy tienen que inventar goles donde no los hay.

Lo escrito, escrito está.

 
Twitter: @castillejos_m
 
 
 
 
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