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Goodell pega primero
José Pablo Coello | 04-06-2019
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La última vez que los dueños y los jugadores de la NFL se sentaron a negociar una extensión del contrato colectivo de trabajo, las profundas diferencias entre las partes estuvieron a punto de provocar que la campaña del 2011 no iniciara a tiempo. A final de cuentas, luego de un muy largo y desgastante proceso, y de un período de casi cinco meses de paro, el nuevo contrato se firmó por diez temporadas adicionales a principios de agosto. Y aunque se consiguió el objetivo fundamental que era evitar que se modificara el calendario de la temporada regular, las relaciones entre el sindicato y el comisionado se afectaron de forma irremediable, colocando a los dueños y a los jugadores en una posición complicada de cara al futuro.

Es por ello que desde hace algunas semanas, y a pesar de que las dos próximas temporadas están garantizadas por el contrato firmado hace 8 años, las partes han decidido abrir la conversación para tratar de evitar que se repita la historia del 2011. Y esto justo en esa coyuntura que las declaraciones que el domingo realizó Roger Goodell no deben ser pasadas por alto.

En una entrevista para la agencia AP, Goodell afirmó sin cortapisas algo que nadie puede atreverse a discutir: que la pretemporada de 4 partidos ni es necesaria para evaluar y preparar jugadores, ni tampoco cumple con el estándar de calidad que los fanáticos esperan de la NFL. Sin embargo, el comisionado fue muy cuidadoso de no revelar, al menos por ahora, sus verdaderas intenciones. De la mano de una reducción en la duración de la pretemporada vendría una propuesta para aumentar, de 16 a 18, el número de partidos de temporada regular.

Por lo pronto, es evidente que los dueños han definido su estrategia en esta etapa inicial del proceso de negociaciones. Goodell manda este mensaje a través de los medios buscando el apoyo de los aficionados, que evidentemente prefieren un calendario reducido de pretemporada a cambio de más enfrentamientos de temporada regular.

Los jugadores no sólo se oponen al incremento de partidos, sino que están en desacuerdo con el papel del comisionado como impartidor último de justicia en casos de indisciplina, y buscan quedarse con un porcentaje mayor de los ingresos totales.

Por lo tanto, me parece que Goodell y los dueños han pegado primero, y han puesto al sindicato contra la pared y a la defensiva, confirmando lo que muchos tememos desde hace varios años: que la ruta para firmar un nuevo contrato colectivo será larga y, muy probablemente, más complicada que la ocasión anterior.

 
Twitter: @JosePabloCoello
 
 
 
 
 
 
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