Volver a terminar un partido sin anotar un gol y revisar que esto ha sucedido en 3 de los últimos 4 prendería los focos rojos en cualquier institución, motivo suficiente para ver qué es lo que está pasando hacia adentro.
Algo que en cada torneo vemos es como Tigres inicia suave y conforme avanza comienza a meter el acelerador, aunque cada vez se nota menos el cambio de velocidades.
Lo real es el rendimiento y los números actuales, estando en el lugar 14 y con apenas un tiro a portería en el partido contra los Tuzos, dejan un mar de dudas.
Sumando que se tiene un equipo añejo, nos pone a pensar si el tema físico podría ser un factor o simplemente que el trabajo y las ideas ya no dan para más, y se tenga que implementar una estrategia emulando a Gignac, con sus dobles o triples sesiones.
Si agregamos que para inicios de este torneo se tiene un hospital, hubo un reforzamiento moderado (Diente López) que no despierta y estas a 2 semanas de volver a competir en la Concacaf, el panorama no se ve muy alentador. Es ahora cuando extrañas a Leo Fernández, sí, ese jugador que pertenece a Tigres pero que la está rompiendo con los Diablos.
El hecho es que mientras el equipo no se recupere de este bache, cada acción positiva del juvenil uruguayo será tema de reclamo en la fanaticada felina.
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