La semana pasada, como parte de mi agenda televisiva, observé a detalle la Convención Nacional Republicana 2020, o mejor dicho, el show de Donald Trump.

Fueron cuatro días en los que Trump y su familia tomaron el escenario y aunque me resulta fascinante ver en acción al presidente de los Estados Unidos, esa no era mi principal razón para presenciar el evento.

Se preguntarán qué tiene que ver la política con la industria deportiva y la respuesta es mucho.

Previo a las elecciones presidenciales del 2016 los canales políticos se percataron de un "hype" nunca antes visto en la sociedad norteamericana por temas de política, sobre todo en los jóvenes.

Comenzaron a notar ciertas similitudes entre los seguidores de Trump y Hillary con fanáticos al deporte y si a eso le agregamos que uno de los contenidos que mantiene los ratings masivos para las televisoras son los eventos deportivos en vivo, entonces la mesa estaba puesta para que los canales de televisión especializados en el tema trataran su producto como si fuera un espectáculo deportivo.

Y eso fue lo que hicieron con los debates del 2016, los trataron como si fueran partidos de futbol con su previa y post, además de mesas con expertos cargadas de controversia.

Así que si la televisión política aprendió de la televisión deportiva para evolucionar, ahora nos toca a nosotros.

Lo que más me llamó la atención durante esta semana de la CNR fue la cantidad de anunciantes con perfil deportivo: Chris Berman, Herschel Walker, pizzas, burritos, aguacate, chips, seguros, abogados y autos.

¡¡¡Maldita sea!!! Esto ya parece el Super Bowl.

De alguna manera, los anunciantes que son los que mueven este negocio, ya se dieron cuenta que muchas personas en Estados Unidos están cambiando la pasión del deporte por la pasión de la política.

Afortunadamente, en México aún estamos muy a tiempo para combatir este fenómeno y no traicionar a nuestra audiencia.

Aprendamos de lo que está sucediendo con nuestros vecinos del norte, que han saturado a sus aficionados de falsa filantropía, temas sociopolíticos y actos de inclusión.

Para bien o para mal, la agenda progresista no va con el deporte y meterla a la fuerza lejos de ayudar, perjudica. Es por eso que debemos mandar un mensaje honesto y genuino, ya que todo lo que luzca impuesto o invasivo será rechazado por la gran mayoría de nuestros consumidores.

No hace falta que les describa a nuestra audiencia, ustedes ya los conocen, pero tienen tanto tanto miedo de la presión social que prefieren seguir en el jueguito con tal de ser moralmente avalados.

Si quieren seguir disparándose en el pie, adelante.

La política está más divertida que el deporte en la actualidad porque simple y sencillamente sus protagonistas entienden mejor el juego.

Tenemos a presidentes, ex presidentes, gobernadores, alcaldes, periodistas y medios de comunicación prestigiosos polarizando exitosamente sobre temas de vida o muerte, pero a la industria deportiva le da moral polarizar con algo tan simple como el futbol.

¡¡¡Estamos a tiempo!!!

 
Twitter: @AldoFariasGzz