El Monterrey se alzó con el título del Torneo de Apertura 2019.

Cuando parecía que otra vez deberían conformarse con un subcampeonato por la incapacidad para responder cabalmente en los momentos cruciales, los Rayados aprovecharon la complacencia de un América que se creyó campeón antes de tiempo, y supieron revertir paulatinamente las cosas para terminar coronándose por la vía de los penales.

Un equipo que a principios de octubre estaba ubicado abajo de la media tabla, a finales de diciembre se coronó como campeón.

Un equipo que hace tres meses seguía sin definir a ciencia cierta a qué jugaba, terminó el torneo jugando mejor que el resto, aunque paradójicamente se alzó con el título después de haber ofrecido sus peores 45 minutos de todo el año.

Además de ese desastroso primer tiempo del domingo, puede mencionarse el garrafal error cometido con todo y VAR al final de ese lapso, cuando dejó de sancionarse un claro penal que al América le hubiera puesto en bandeja el 4-2 global quedando 45 minutos por jugarse.

Pero al margen de ese error arbitral que forma parte de "los imponderables del juego", resulta incuestionable que el Monterrey fue por mucho el mejor equipo en ese corto pero tan importante torneo llamado LIGUILLA, dentro del cual en nuestro balompié mexicano se define prácticamente todo.

Algo debe modificarse o pulirse este sistema de competencia promotor de la mediocridad e inhibidor de la búsqueda de la excelencia, que una y otra vez propicia que se alce con el título un equipo que ocupa el séptimo o el octavo lugar después de diecisiete o dieciocho largas jornadas; pero en este caso particular del Monterrey de Mohamed, en realidad, el futbol le pagó lo que desde hace buen rato le debía a un equipo que en su momento fue el mejor no sólo durante un torneo sino durante tres años, lapso en el cual se había quedado en el umbral del título en dos ocasiones; entre otras cosas, porque no contó con esa "suerte de campeón" que ahora sí tuvo, mencionada por su director técnico al término del partido del pasado jueves.

Lo de Antonio Mohamed, que sin el menor margen de error posible logró ir construyendo la obtención de este título alcanzado diez días después de brindar en lejanos lares aquella memorable actuación ante el Liverpool, resulta simplemente increíble, extraordinario.

Así, con ese merecido y muy meritorio logro, el Monterrey consolidó la futbolera regia supremacía... entre hombres y mujeres.

Las Tigres y los Tigres campeones en los respectivos torneos de clausura del 2019, y las Rayadas y los Rayados en los de apertura.

Una inobjetable supremacía en la rama varonil no sólo en el 2019 sino a lo largo de la "década de los dieces", en la que Tigres y Rayados, junto con el América, se distinguieron de los demás. Y un arrollador dominio femenil de las dos escuadras regias en los cinco torneos que se han jugado.

Actual y ejemplar supremacía regia, como en algún momento y en diferentes medidas lo ha sido americanista, o cruzazulina en la era paleozoica, o lagunera en tiempos modernos, o leonesa, o hidalguense, o toluqueña.

¿Y la tapatía cuándo?

Twitter: @rgomezjunco