El scouting combine que alguna vez surgió como una sugerencia de Tex Schramm para facilitar el trabajo de evaluación de talento de los equipos de la NFL, se ha convertido en un evento que no solamente congrega a scouts, dirigentes, jugadores y agentes, sino también a centenares de periodistas.
Indianápolis ha sido el centro neurálgico de la NFL durante la última semana, e incluso los fanáticos, que empiezan a sufrir los efectos de la falta de actividad en el terreno de juego, se acercan cada vez en mayor número a seguir de cerca lo que ahí sucede con los mejores prospectos de cara al Draft del próximo mes.
Sigo pensando que el proceso de selección de jugadores universitarios para jugar en la NFL está muy lejos de ser una ciencia exacta. Año con año nos topamos con decenas de casos de jugadores que fracasan rotundamente tras ser seleccionados en las rondas iniciales, así como de historias de éxito de quienes tras esperar hasta la parte final del reclutamiento para luego convertirse en figuras.
Aun así, la información que los ejecutivos de cada una de las 32 franquicias pueden recopilar a partir de las evaluaciones, tanto físicas como académicas, así como de las entrevistas de trabajo que se llevan a cabo con los jugadores, resulta una herramienta invaluable antes de tomar decisiones que pueden modificar el futuro de una franquicia.
A partir de lo sucedido en los últimos días, me parece que Myles Garrett ha puesto a Cleveland en una encrucijada. Con una brillante exhibición de velocidad, agilidad y capacidad atlética, Garrett confirmó que tiene elementos de sobra para convertirse en un cazador de cabezas de élite en la NFL.
Y aunque los Browns tienen como prioridad número uno encontrar a su mariscal de campo del futuro, se antoja complicado que puedan dejar pasar la oportunidad de seleccionar a un jugador con el talento de Garrett.
Con su actuación del pasado fin de semana, Garrett seguramente se ha ganado un contrato por cuatro años y cerca de 30 millones de dólares, una cifra que debiera asegurar su futuro económico y el de su familia.
Sin embargo, llegar a Cleveland representa un reto complicado. La franquicia parece tener los elementos como para salir de la mediocridad en el mediano plazo, pero hace mucho tiempo que son el hazmerreír de la NFL.
Así las cosas, Garret salió de Indianápolis con la certeza de ser el jugador más talentoso en el Draft 2017, pero casi con la seguridad de que jugará para un equipo que difícilmente será contendiente en el futuro inmediato.
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