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Crónica de una digna Final
Mario Castillejos | 02-05-2019
en CANCHA
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Los estragos de los primeros 90 minutos de la Final de la Concachampions fueron mucho más que un gol, porque para el regreso, Tigres aceptó que su circulación de balón no era capaz de resistir la presión que les aplicó Rayados en la ida.

El problema de enfrentar al equipo de Alonso no es de esquema, ni de organización, sino de energía. Y de tal forma, las dos primeras condiciones a favor de los ahora campeones se dieron: Uno, Gignac no arrancó de titular porque no aguantaría el ritmo, orillando a guardarlo para la segunda mitad. Y dos, los Tigres arrancaron abortando su sistema, lanzando balones en largo para evadir las líneas de presión del Monterrey.

Así se dieron los primeros 20 minutos del juego decisivo, donde dos tontas decisiones de Salcedo, de milagro no terminaron en gol. Pero los errores, producto del electrizante espíritu Rayado, no pararon ahí. Rodolfo Pizarro le escondió la pelota al "Chaka" dentro del área, protagonizando al mago que te avisa "nada por aquí, nada por allá" y ¡pum!, la pierna del tigre apareció sobre la del ilusionista provocando el penal. 2-0 global, contundente y propio de un equipo que futbolística y anímicamente tiene arrinconada a su presa.

Con semejantes ventajas, Alonso mandó a los suyos a jugar con el "librito", que muchos de sus seguidores desaprueban, tirando a los suyos 15 metros atrás para cerrar espacios, pero (con mayúsculas), PERO, con la consigna del contragolpe con Pabon, Hurtado y Funes Mori, regalando por estrategia la iniciativa al equipo de Ferretti.

Ya con Gignac y Aquino, más Dueñas tirado al medio campo y, Pizarro jugando como tercer central, los del Tuca aceptaron por necesidad el reto, jugando con sólo 3 en el fondo.

Los sustos empezaron a aparecer, primero, sobre el área de Barovero, pero luego sobre la portería de Nahuel con una de Funes que pegó en el marco y otra de Pabón que bloqueó el arquero.

Mientras todo esto no fuera capitalizado con un gol del visitante, el riesgo para los Rayados estaba dentro del cálculo de Alonso, sabedor de que el reloj se convertiría en su jugador número 12. Pero de repente, el francés se encontró un balón donde Nico (héroe y figura del juego) se pierde en la marca y de volea, Gignac marcó el golazo, poniendo los últimos 10 minutos en modo "suspenso".

¡Rayados campeón, Rayados campeón! Rayados fue mejor en la ida y en la vuelta. El juego no tuvo desperdicio y el error arbitral jamás apareció. El futbol fue justo al dejar como iguales a los 2 grandes equipos de la ciudad de Monterrey. La gallina enterrada, se fue. Los fantasmas del BBVA también emigraron con el invierno y el Monterrey por fin coronó su grandeza, vengando en su casa y con su gente la derrota de diciembre del 2017.

Alonso se ganó el respeto de los suyos, de la única manera que podía ser: dándole un título importante a la institución.

PD. Tigres fue muy digno al estrechar la mano al ganador.

Lo escrito, escrito está.

 
 
 
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