Indigno para un superlíder jugar como jugaron ayer los Rayados.
Merecida la victoria y la goleada cruzazulina, la cual explica por sí sola su superioridad que se combinó perfectamente con la mediocridad futbolística presentada por el Monterrey y, agrego, le salió barato.
Jonathan, quien andaba fallando muy seguido, se reencontró con su verdadero futbol y fue el único merecedor de un reconocimiento. Imagínense de lo que estamos hablando, gracias a Orozco el marcador no fue mas elástico.
Hace apenas una semana los Rayados festejaban una victoria contundente lograda gracias a un futbol envolvente y efectivo que impresionó al País.
Cuatro días después decepcionaba al enfrentarse a las reservas del Pachuca y ayer, con la misma actitud altanera que lo tiene al borde de la eliminación en la Copa X, fueron humillados en el Estadio Azul.
Fue tan raquítica la presentación rayada que Cruz Azul se veía como un gigante que no es.
Las individualidades del Monterrey, principalmente Cardona, quien dio un partido espantoso, se olvidaron por completo de lo que venían haciendo bien: aportar su calidad en pro de la colectividad.
Como en la temporada pasada, a la hora de atacar cada quien hacía su show muy particular y cuando no tenían la pelota no colaboraban para recuperarla.
Si la idea era llegar al Clásico con una victoria más en el torneo y con el excelso futbol jugado hace apenas 8 días, no sólo no lograron su objetivo, se ofuscaron en el momento menos indicado.
Los gritos de: "Tienen miedo, los Tigres tienen miedo", con esta fatal presentación se escuchará algo desafinados si los vuelven a cantar.
Los Tigres golearon, aunque seamos sinceros, su futbol estuvo lejos de ser un futbol para golear.
Entiendo que se ve algo raro criticar un 4-1, pero no me nace aplaudir la forma como jugó Tigres; es una cuestión de gusto y sólo estoy siendo sincero. No me gustó.
¿Merecido los tres puntos?
Por supuesto que sí.
Los felinos no tienen la culpa de la pachanga en que se convirtió la defensiva americanista en los últimos minutos, de la falta de responsabilidad de sus jugadores que se hicieron expulsar y de la autoridad de su técnico que lo permite.
Seamos sinceros, tres de los cuatro goles felinos fueron por errores defensivos: el penal, el mal rechace de cabeza del Goltz y la pifia de Moi Muñoz.
Para mí, los felinos obtuvieron mucho a cambio de poco.
Luego de lo sucedido en este fin de semana, ¿quién le debe temer a quién?
Tras los resultados tan distintos de ambos equipos en esta jornada, reconozco que anímicamente Tigres se puso en ventaja.
Así son las victorias, aunque no estén acompañadas por un buen desarrollo futbolístico.
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