El movimiento feminista alcanzó al fútbol mexicano en los últimos días, tras los lamentables casos de futbolistas que juegan en la Liga MX y que pertenecen a 3 de las principales instituciones del País: Chivas, Pumas y América.
Renato Ibarra, jugador ecuatoriano de las Águilas, fue detenido por agredir a su esposa embarazada y ahora enfrenta cargos por tentativa de feminicidio, tentativa de aborto y violencia familiar.
Mientras que Pumas reconoció recientemente que Marco García, de 20 años, quien ya debutó en Primera División, acosó sexualmente a una ex trabajadora del club en 2017, sin consecuencias serias para él.
La contraparte es Norma Palafox, jugadora de las Chivas, quien alzó fuerte la voz sobre el constante asedio que sufre debido a su físico y forma de vestir en el campo de juego, además de la exposición constante que sufre en las redes sociales.
Es fundamental que las 3 instituciones tomen medidas, junto a la Liga en general, con el fin de sacar a potenciales agresores, tanto en los clubes como en las tribunas de los estadios en lugar de encubrir actos deplorables.
No perdamos de vista que el futbol es un agente de cambio, y en esta ocasión la pelota está en la cancha de dirigentes, técnicos y jugadores, para hacer del futbol una disciplina justa, solidaria y equitativa.
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