La trombosis de Nicolás Castillo es un granito más a la bolsa que acrecenta la "maldición" de los delanteros extranjeros- de últimos años- del América (casos como el de Salvador Cabañas y Chucho Benítez).
A esas desgracias, se suma el caso del ariete chileno Nicolás Castillo, un tema sumamente delicado de salud, por la que tendrá que ser supervisado toda su trayectoria.
Esto derivará en que ningún club lo tenga más en la mira, nadie quiere riesgos (el futbol moderno es así, cruel, si te lesionas ya no sirves), por ende, estamos quizá ante el ocaso de su carrera deportiva. Esto es triste por la corta edad que tiene, 27 años.
Si nos sinceramos un poco, económicamente no tiene problemas, ganó dinero -buen dinero- en Chile, México y Portugal. Por ese lado está hecho.
Por eso creo, que lo mejor para su vida - ya ni siquiera para su carrera- es que se vuelva a los Cruzados (Universidad católica), club al que ama y en el que es amado.
Acá será relegado y en un año olvidarán su nombre en las Águilas. Allá, con los suyos, estoy seguro que la sonrisa le regresara al rostro, estando dentro o fuera de la cancha.
Nos perderemos de un gran delantero, pero es más importante para él y su familia que cuide su salud.
Hay vida después del futbol.
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