Por cuarta ocasión consecutiva en Carson y quinta en Estados Unidos - la primera fue en Houston-, la fiesta de apertura del nuevo torneo del futbol mexicano se celebra fuera del país.
Sonaría muy extraño en otro contexto, pero para la doble cartelera del domingo en el estadio del Galaxy de Los Ángeles no había un solo boleto disponible.
La expectativa fue correspondida por el poder de Cruz Azul que pasó por encima de un frágil Necaxa con refuerzos ausentes, y por la dramática definición en penales entre el América y los Tigres.
La alianza entre la Liga MX y la cadena mas poderosa de televisión en español en la Unión Americana como promotora del evento junto con la entrega del Balón de Oro, logró lo que antes no sucedía: le puso orden a las cosas.
Desde que los Citlallis empezaron a apagarse hasta desaparecer y las diferentes etapas del propio balón de oro con su inestabilidad amenazaban con lo mismo, vivimos de todo: entrega de premios extemporáneos, apatía de los participantes, intrascendencia. Univisión hizo la apuesta de amplificar y hacer las cosas de manera diferente. Y la conclusión es buena.
El futbol mexicano merece ocasiones como la de este fin de semana: se homenajea a sí mismo con partidos que abren el apetito y con jugadores que desean ganar sus partidos mas allá de cumplir con un compromiso reglamentario. Y al mismo tiempo luce un elemento de mercadotecnia que le viene bien.
Contrastando con la indiferencia que generaría casi en cualquier estadio mexicano el enfrentamiento entre los últimos ganadores de Copa y de Liga, se encuentra respuesta en un sitio que aprecia al futbol nacional por las ligas obvias que le atan a él.
Y para la propia entrega del Balón de Oro, se elige el glamour de un teatro construido en 1926 y que es de los mas célebres de cuantos hoy están en pie en el centro de Los Ángeles.
La sociedad entre la televisión y el futbol desde hace muchas décadas es lo que fomentó su crecimiento, y hoy sostiene los costos de los grandes equipos a nivel mundial. A diferentes escalas, ocurre en este caso lo mismo.
Pero sin liebre no hay cocido. Y el futbol mexicano tiene mejor nivel del que muchas veces se le atribuye, a grado tal de ser un apetitoso platillo.
Por lo pronto, Cruz Azul presumió su enorme plantel que le acercará a la disputa de la ansiada Liga, y América se trenzó con Tigres en un duelo en que la figura fue Nahuel, quien en los penales ya no pudo seguir salvando a su equipo. Sin duda, ambos seguirán siendo protagonistas y además alimentarán su rivalidad, cercana ya a hacerse clásica.
Arranca el torneo el próximo fin de semana y hay motivos para frotarse las manos.
El aperitivo, por lo pronto, ha sido espectacular.
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