El panorama no pudo ser mas desolador.
Para ser eliminado en la Primera Fase del Mundial Sub-20 de Polonia, había que pertenecer a la minoría de ocho equipos que fueron último lugar de su grupo, o bien uno de los dos peores terceros lugares.
México, poco acostumbrado a ello, no solamente empezó y terminó su participación como sotanero, sino que además regresa a casa sin haber sumado un solo punto.
Perder los tres partidos jamás había sucedido. Haber anotado un solo gol en 270 minutos, tampoco. La cuota mínima -ahora superada- era de un punto y dos goles marcados. La actuación en Polonia fue vergonzosa.
Para que un equipo triunfe o fracase, se tienen que combinar muchos factores. Nadie es culpable en solitario.
La Federación Mexicana de Futbol debe saber con cierta precisión el diagnóstico. Y lo sabrá con mayor exactitud en cuanto los responsables deportivos del equipo entreguen su informe y cuenten lo sucedido.
Pero mas allá de eso y de la elaboración de la lista de culpables, es imperativo saber que lo que se está haciendo es erróneo.
Jamás se había invertido tanto dinero en nuestro futbol para las categorías formativas que juegan cada fin de semana. Hasta el Ascenso MX acordó recién que sus clubes cuenten con fuerzas básicas.
Hay giras internacionales buscando roce, competencia interna y cientos de personas trabajando el futbol base que debe arrojar cada año un número determinado de jugadores reportándose listos para ser parte de sus primeros equipos y debutar.
Pero hay un tapón colocado porque las plazas foráneas son muchas y el jugador nacido en México caro, debido a la escasez.
¿Cuándo se le dará la vuelta a ese desequilibrio para inclinar al revés la balanza?
La respuesta es paradójicamente tan clara como complicada: cuando haya tal producción de futbolistas con calidad, que permitan disminuir los costos y dejar de reforzarse con esa cantidad descomunal de importados.
En algún momento se aseveró que la Liga no debe preocuparse por abastecer a la Selección Nacional. Que cada quien tiene que hacer su trabajo.
Si es así, ¿de dónde se surten las Selecciones si no es de los clubes?
Como los alacranes, las calamidades vienen en pareja: cuando la esperanzadora Sub-20 luce vacía en Polonia, mas jugadores de la Mayor declinan la invitación para asistir a la Copa Oro.
Por ahora, ni de lejos hay futbolistas disponibles que tengan la misma calidad que los desertores.
No hay sucesores de Vela, Herrera, Lozano o Corona. ¿Lo será Raúl Jiménez del histórico "Chícharo"?
Nuestras nuevas generaciones están aprendiendo a perder después del tiempo y trabajo que costó empezar a ganar.
Ponga el nombre del culpable del día. No importa.
El retroceso es innegable. Y es sistémico.
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