Hoy llegó Peláez al Guadalajara y triunfe o no, al menos ya vendió esperanza. Esa que tanto le urgía a su afición tras años de decepciones y una que otra "llamarada de petate".
Guadalajara tiene la solución a sus problemas en sus manos, pero también puede terminar de hundirse solo. Peláez es un parche para un equipo que actúa como un ex millonario que quiere mantener su estilo de vida.
Chivas debe entender que no tiene más mercado que su propia cantera. El futbol mundial ya volteó a ver al jugador mexicano, causando que los precios de los futbolistas buenos se eleve a precios europeos.
Guadalajara debe entender que cada jugador de nivel que quiera comprar, le va a costar de 10 millones de dólares para arriba. La compra de jugadores está fuera de la ecuación. Deben seguir trabajando en descubridores de talentos y fuerzas básicas para tener una cantera que nutra al primer equipo.
Si Peláez no dejar ir a las joyas de la cantera al estilo J.J. Macías y desarrollan esa área como debe ser, Chivas resurgirá de las cenizas, pero si creen que la llegada de Peláez es para buscar talento mexicano en el mercado, esa relación acabará por romperse.
Si la directiva entiende esto, lograrán parar su camino al descenso, pero si no, tendrán que buscar apoyo en las arcas de la Liga MX para no acabar en la dimensión desconocida.
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