Este jueves se pondrá en marcha la pretemporada de la NFL con el duelo en Canton entre Denver y Atlanta. El hecho de que el sábado ingresen al Salón de la Fama Tony Gonzalez, Champ Bailey y Pat Bowlen, es el motivo por el cual Broncos y Halcones son los dos equipos elegidos para verse las caras en este duelo, con lo que serán también las únicas dos escuadras que disputarán cinco partidos antes de que arranque el calendario regular. El resto de los equipos entrará en acción a partir del 8 de agosto y jugarán únicamente cuatro duelos de pretemporada.
Año tras año, cuando se acerca el inicio de la campaña, surge la misma polémica. Hay un grupo de fanáticos que, aún a sabiendas de que no hay nada en juego y que la calidad de los enfrentamientos es francamente mediocre, siempre acuden a la cita y siguen de cerca la actividad de sus equipos favoritos. Es más, contrario a lo que muchos supondrían, tanto los ratings de televisión como los ingresos por taquilla en los estadios, son más que aceptables. Hay, sin embargo, otro grupo muy amplio de aficionados que difícilmente se interesa por lo que sucede con sus equipos dentro del emparrillado antes de que llegue el mes de septiembre.
Durante mucho tiempo, la Liga ha justificado la existencia de la pretemporada con el argumento de que un deporte de contacto requiere de un proceso de adaptación para sus jugadores. Además, se dice que estos enfrentamientos sirven también para que los entrenadores en jefe tomen decisiones con respecto a la configuración final del roster de 53 jugadores. Sin embargo, la gran mayoría de los titulares suelen jugar muy poco, y la realidad es que los puestos de trabajo que verdaderamente "están en juego" durante la pretemporada son realmente escasos. Por otro lado, es innegable que el espectáculo que se ofrece dentro del terreno de juego durante el mes de agosto deja mucho que desear, y está lejos del estándar de calidad que ha convertido a la NFL en la Liga profesional más exitosa del mundo.
Estoy consciente que puede haber argumentos de carácter deportivo y económico para justificar estas cuatro semanas de partidos intrascendentes, pero también tengo claro que urge hacer algún ajuste para evitar desgastar un producto que no por ser el más exitoso en un mercado ultra competitivo, puede darse el lujo de abusar de la confianza y de la lealtad de sus consumidores.
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