Las Chivas sabían que tomaban un riesgo importante al tener una pretemporada con rivales célebres, y con el agravante de que coincidía su última presentación en Estados Unidos con el inicio del torneo de Liga.
Y entonces eso de que a quien dos amos atiende con alguno queda mal, se hizo más grave todavía: se puede quedar mal con los dos amos.
Es excesivo poner tanta presión en un equipo que apenas jugó la primera jornada de la campaña.
Hay quienes ya piden la salida de Tomás Boy y se pronostica una campaña de pesadilla para el chiverío.
Es verdad que se han ligado las derrotas en la preparación para la Liga y que en un lapso de unas cuantas horas, el Guadalajara recibió dos goleadas con plantel repartido. También lo es que el calendario le pondrá enfrente el fin de semana a los Tigres, para luego tener cierto remanso visitando al Puebla y recibiendo al San Luis.
Pero lo que no es engañoso es que las Chivas vienen de una campaña muy floja que se liga a otra sin grandes refuerzos ni expectativas optimistas. La reconstrucción del Guadalajara tras dos años sin Liguilla urge, pero no se puede dar en tan poco tiempo casi con los mismos recursos que tenía.
Hay un aspecto que nunca se conoce: lo que un director técnico habla con su directiva al poner en la mesa el plantel del que dispone para fijar los objetivos que correspondan razonablemente a una y otra cosa.
El decir de Amaury Vergara es tan ambicioso que quiere pronto un título. Ha hablado de la obligación del equipo para volver a los lugares de privilegio y de hacerlo en un tiempo breve.
¿Soportará una directiva que buscaba reivindicación inmediata los malos resultados cuando esta fiesta apenas está empezando? De esa respuesta dependerá mucho la solidez del nuevo proyecto rojiblanco, endeble en el inicio y con la mochila escasa de promesas reales en lo deportivo.
La primera fecha entregó pocos triunfos locales, sorpresas como el triunfo del Querétaro y de los Xolos, y un primer tiempo trepidante en el Azteca al cabo del cual el América puso las cosas claras ante un plantel poderoso que suele sufrir en la capital, como lo es el de Rayados.
León impuso su mayor calidad en Pachuca, Tigres resolvió con una mano en la cintura su partido contra Monarcas y Necaxa, goleado por Cruz Azul en la Supercopa, ya en la Liga empató a cero ante el mismo rival ofreciendo mejor cara en Carson la semana pasada.
Pumas, en lo dicho, tiene el plantel más completo de sus útimos años y con soluciones en la banca, y eso le permitió rescatar un partido que se le estaba complicando en San Luis, para ganarlo con buena diferencia y amargar el debut de los potosinos en el torneo.
La segunda fecha tiene tres platillos fuertes: León-América, Cruz Azul-Toluca y Chivas-Tigres sobresalen de los demás.
Para entonces, nadie, ni en Chivas, debería tomar decisiones importantes.
No es tiempo de ello.
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