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Choque de titanes
Rafael Alarcón | 28-03-2017
en CANCHA
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"Nunca podrás aumentar la distancia de tus drivers sin una actitud positiva. La confianza es vital para pegar fuerte".

Greg Norman, profesional del golf y ex número uno del mundo
 
 
Los duelos entre grandes golfistas ya no son tan frecuentes como hace años cuando en los cierres de torneos se veía a jugadores de enorme envergadura ser los protagonistas.

Antes de la época de Tiger Woods y en su apogeo, Jack Nicklaus tenía que enfrentar a rivales como Lee Treviño, Gary Player, Tom Watson y otros más que se crecían ante la grandeza de Nicklaus y hacían lo posible e imposible con su juego con tal de vencer al mejor de ese tiempo.

Durante la era Tiger, con lo mejor de su golf, éste realmente no tuvo rivales que lo desafiaran, y sus triunfos eran más de índole fácil que dramática, tal vez porque Tiger era muy superior a todos sus contrincantes del momento o porque ninguno tenía las agallas de elevar su juego en los momentos de definición.

En la era de Tiger, el siguiente mejor jugador fue Phil Mickelson, pero nunca tuvo uno de esos "mano a mano" que quedara escrito en la historia del golf profesional.

Después de Tiger han llegado jugadores con gran posibilidad de ser dominantes, pero por alguna razón aflojan en el camino.

Jordan Speith perdió la fuerza cuando aventó dos bolas al agua en el hoyo 12 del Masters de Augusta el año pasado; Jason Day batalla con salud y temas emocionales fuera del la cancha que tiene que atender; Rory McIlroy va y viene también, pero no se establece en lo alto del ranking, y así, entran y salen destellos de inmortalidad en las grandes ligas, pero aún pareciera no haber una definición si alguien será más dominante en un plazo mayor a un año.

Por ahora se está llevando los reflectores Dustin Johnson, quien, desde que ganó el Abierto de Estados Unidos el año pasado, ha iniciado en 17 torneos y ha ganado seis veces; es un porcentaje de los más altos en tiempos modernos. En sus últimos cuatro torneos tiene un tercero y tres triunfos consecutivos, incluyendo la semana pasada en el Match Play, jugado en Austin, Texas.

En el Match Play, Johnson se portó como un titán en su propio territorio; en los siete partidos jugados nunca estuvo perdiendo, con un juego sólido en todos los aspectos fue acabando con cada uno de los rivales.

Lo más difícil del torneo lo enfrentó en la final cuando se le levantó de estar casi muerto ante otro titán en crecimiento: el español John Rahm, quien después de ir cinco hoyos abajo emergió para empujar el partido hasta el hoyo 18, donde, por cierto, hizo una jugada fenomenal al pasarse el green con driver de 406 yardas. Desgraciadamente no logró sacar el birdie que hubiera empujado el partido a hoyos extras.

Johnson está jugando, sin duda alguna, un golf muy superior, con mucha semejanza al que tuvo en su mejor tiempo Arnold Palmer. Es atrevido, aprovecha su brutal potencia, domina el juego delicado y esta sobre todo lleno de frialdad emocional.

Para ser Johnson una persona que viene de la "vida loca" su reformación y refugio en el campo le está pagando con creces. Hoy se muestra como un deportista integrado en su rol y con visión de seguir mejorando. Hay mucho Johnson para rato y ya vienen los Majors.

Hasta el próximo green.

 
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