En un estado de emergencia como el de Chivas, había que tomar la más simple de las decisiones. La más práctica. No había tiempo para ahondar en caminos lejanos ni de buscar convencimiento por suelos europeos.
El proyecto requería (requiere) urgentemente de un hombre que, antes de intentar implementar un nuevo estilo en el equipo, apareciera para generar un efecto esponja.
Y para ello no hay mejor dispositivo de absorción que Tomás Boy.
Él sabrá perfectamente cómo atraer la crítica de un equipo necesitado y cómo quitarle presión a los jugadores. Puntos esenciales para buscar cualquier tipo de recuperación. Se hablará más de Tomás Boy y menos del Guadalajara. Más de Tomás y menos de Higuera. A todos les viene bien.
Si algo sale mal, si la actualidad del Rebaño se sigue desmoronando dramáticamente, Boy será el crucificado predilecto de la opinión pública. Si las cosas mejoran y hay síntomas claros de reivindicación con la pelota, también será Tomás de quien se hable. El vestuario se despresurizará con su figura reacia, frontal y soberbia.
Mandando por delante al "Jefe", voluntaria o involuntariamente, los jugadores se deslindarán -en estas horas críticas- de la responsabilidad y el compromiso silencioso de "dar la cara" ante los medios. Habrá un nuevo favorito de las cámaras. Un nuevo trozo de carne para los buitres, un nuevo guión que subrayar para los especialistas y un brote de ilusión para la castigada afición.
Aunque su mundo detractor fácilmente puede desarmarlo con el argumento de que "no ha ganado nada", Boy ha dejado claro con el paso de los años que es capaz de restaurar paredes dañadas de cualquier estructura en poco tiempo. Sabe apreciar y respetar el futbol. En sus años de futbolista así lo ejecutó en cada pase y en cada gol con sus características pinceladas de artista.
¿Hasta dónde llegará Tomás Boy con Chivas? Imposible saberlo. Y seamos sinceros, por ahora no se le puede exigir que haga campeón a un equipo que viene arrastrando el prestigio, que es enfermizo y que tiene altibajos con un modus operandi complejo por su simple filosofía.
De entrada la verdadera prueba será, el porcentaje de recuperación que pueda darle al equipo en las jornadas restantes.
De semblante seco, de formas excéntricas, de carácter espinoso, de palabras que algunos traducen e interpretan como arrogantes, la relación Chivas -Boy podría parecer una granada en la mano de un niño-.
Pero también con su frontalidad, sinceridad y experiencia, Chivas podría tener la certeza de que, detrás de esa retadora mirada de párpados caídos y esa postura de tintes soberbios, hay un buen entrenador más allá del personaje que últimamente hemos visto más en la televisión que en las canchas.
Twitter: @carloslguerrero |