| | El gran ejemplo de Bielsa | | Francisco Javier González | 29-04-2019
en CANCHA
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| | | | Existía un juego de mesa muy entretenido y revelador que se llamaba "Escrúpulos".
¿Qué harías si le pegas a un automóvil estacionado sin que esté el dueño? ¿Devolverías un cambio que te dieron de más al hacer una compra? ¿copiarías en un examen importante aunque también pueden castigar a tu compañero?
El juego no solo esperaba respuestas sinceras, sino los demás participantes podían desmentir a quien las decía, restándole puntos. Y eso lo lograban recordándole situaciones semejantes de la vida real en la que no mostró esos escrúpulos.
Si le preguntáramos a un director técnico o a un futbolista que haría si anota un gol injusto abusando de la buena fe del rival, contestarán en un alto porcentaje que festejarlo.
Contadas son las ocasiones en que alguien falla un penal a propósito porque el árbitro se equivocó al marcarlo o confiesa que marcó un tanto con la mano para que sea anulado.
El futbol -dice la mayoría- es un juego de engaños y no se puede dar ventaja alguna. La victoria es la victoria.
Por eso lo que ordenó Marcelo Bielsa a su equipo para dejarse anotar un gol y resarcir al adversario que pensó que el juego se había detenido cuando recibió el del Leeds, es un himno a la honestidad.
El partido era importantísimo. Un triunfo de su equipo le hubiera permitido pelearle al Sheffield United uno de los ascensos directos a la Premier League hasta la última jornada que se juega el próximo fin de semana.
Permitir el empate del Aston Villa le implica tener que jugar una Liguilla de promoción con otros tres equipos -el propio Aston Villa entre ellos- para tratar de ser el tercer ascendido. El resultado, con estas dos incidencias ya cerca del final, fue crucial para el Leeds; Bielsa no lo regaló porque no le hiciera falta ese triunfo, sino porque es fiel a sus convicciones.
No todos sus jugadores estuvieron de acuerdo con la orden de no intervenir después de saque desde el medio campo para aceptar el empate. De hecho, uno de sus centrales, Pontus Jansson, gesticula hacia la banca y es el único que interviene en la jugada tratando de impedir el gol, fallando en el intento.
Acatar la orden habla de disciplina y respeto, al tiempo en que defender la honestidad, bien escaso en nuestra época, engrandece a Marcelo Bielsa.
Hay quien piensa que esta es otra de sus locuras. Y hay quienes agradecemos el gesto porque el futbol es un vehículo grandioso para poner ejemplos las pocas veces que se lo propone.
Piénsate jugando "Escrúpulos" y que tienes que contestar esa pregunta. ¿Si tu equipo hace un gol injusto, te dejarías meter otro a cambio? ¿Avalarías con tus actos lo dicho?
Bielsa lo hizo y jamás se arrepentirá de ello aunque le pudiera costar el trabajo.
Twitter: @FJG_TD | | | |
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