La sala en que va a presentar a su nuevo refuerzo irradia algo cuando acompaña como cabeza visible y oficial al resto de los personajes del panel.
Tiene una energía que se nota en el espacio que le rodea. Un magnetismo de los que rodean a veces a los grandes ejecutivos.
Sentados frente a frente para una entrevista, uno se aturde sintiendo el parecido con su padre. En la forma de pensar, en la manera de expresarse, en la semejanza física, en su botellita de agua en la mano.
La primera impresión sobre Amaury Vergara, quien ha tomado el mando absoluto del Guadalajara desmintiendo que José Luis Higuera siga teniendo relación con el club, es que sabe lo que busca.
Más afable que Jorge, más fácil para la sonrisa, el máximo mando de los rojiblancos repasa la historia reciente y acepta que se han dejado de hacer muchas cosas, que él ha participado desde hace meses en las decisiones que se han tomado, que la situación financiera es mucho mejor que antes y que hay margen de acción para esperar alguna sorpresa que se añada a los refuerzos para el próximo torneo.
Sabe que se abandonaron prácticas que podrían haberle dado un presente más feliz al Rebaño. Por ejemplo en las fuerzas básicas que han dejado de producir lo que deberían, en la contratación de refuerzos que no han soportado el peso de la camiseta. En el manejo de exigencia interna que necesita ser altísima para que quienes no aporten un extra a esta camiseta que lo necesita, dejen su lugar a otros.
Las frases que utiliza son cortas y claras. No da mucha vuelta a las cosas.
Se le ha identificado como amante del cine -lo es-, pieza clave de un corporativo mundial -también- y emparentado lejanamente con el futbol. Y que eso le puede traer serios problemas.
Sin embargo, las referencias que ofrece desde que entró junto con su familia al mundo chiva son frecuentes y exactas: no le fue ajeno crecer en ese ambiente, con Jorge Vergara ocupando las primeras planas para bien o para mal, pero a fin de cuentas en primera fila de lo que sucedía en su entorno.
La afición rojiblanca en redes sociales reconoce al nuevo Simba; al nuevo rey león que despidió a Scar de su reino.
Cierto: la forma en que se constituyó la imagen de José Luis Higuera como el villano de la película es tan polarizada como injusta.
Pero la tribu aplaude el nuevo liderazgo, sin saber a ciencia cierta que sucederá con un mando tan joven que promete entregar la mayor parte de su tiempo durante los próximos años a ese Guadalajara necesitado de las glorias que le han abandonado.
Amaury inspira confianza porque convence con una sinceridad que se nota auténtica. El primer paso estuvo bien dado, pero necesita ser acompañado de los siguientes tres o cuatro sin cometer errores.
El tiempo dirá.
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