Tan pasional es el futbol que permitió hacer lo que los griegos en la Antigüedad: interpretar los fenómenos naturales.
Los atenienses atribuían los rayos, las tormentas y el fuego -que no la contaminación- a diferentes deidades de su mitología.
En el futbol mexicano, las extrañas partículas del ambiente hoy se relacionan a clubes que habrán hecho pactos con la llamada mafia del poder, que es una de las denominaciones a las fuerzas ocultas que muchos creen ver.
Si el aguacero que azotó a la de por si azotada Ciudad de México ayer por la noche hubiera decidido caer unas cuantas horas antes, tal vez hubiera mejorado las condiciones ambientales que Tláloc -para citar a uno de los nuestros- resistió hasta que la decisión de mudar el partido a Querétaro estaba decretada.
El murmullo de las voces es tan fuerte a veces que se torna ensordecedor y enturbia las cosas mas que el ambiente: reunir información, ponderar circunstancias, ofrecer un panorama más amplio que el de una preferencia, es una obligación periodística aun sabiendo la vertiente opinativa que hoy inunda cualquier género.
El caso es que con el asterisco que tendrá el resultado de la serie gane quién gane, la decisión se tomará donde importa: en el terreno de juego con un León espectacular que batió todas las marcas de resistencia a la incredulidad y parte como el gran favorito.
América, tras los sufrimientos de la serie contra Cruz Azul, apelará a un plantel que tiene menos conjunto, menos números, manos localía, pero mas experiencia y títulos que el rival.
Si en algunas circunstancias el linaje tiene que hacerse presente para resolver una ocasión trascendental, esta es una de ellas.
Ignacio Ambriz, que en promedio dirige Liguillas cada tres años, tiene en las manos la gran oportunidad de establecerse como un técnico serio que desde el 2010 hasta la fecha sólo ha dejado de tener presencia en un torneo, el Clausura 2017. Es decir, conquistar el reconocimiento que merece y en algunos momentos se le ha negado.
León es una orquesta y América una banda de buenos solistas que poseen un ADN reconocido por propios y extraños cuando jugar duelos de esta especia se trata. Tiene mas de una vida guardada en algún lado.
Como la tuvo Tigres anoche.
Después del vertiginoso primer tiempo en el que Rayados se le fue encima y falló oportunidades como si estuviera seguro de que no pagará ninguna factura por ellas en la vuelta.
Tigres también tiene oficio, saca victorias desde la flaqueza y tiene sabiduría para ganar partidos importantes.
Por eso todo queda en el aire y la Liguilla, fuera de las voces, interpretaciones y desacuerdos, se define con futbol.
El resto de lo que aporta la mitología es solo un aderezo.
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