Para hacer mejor las cosas, plantearse primero cómo hacerlas.
Porque sólo se asciende si se sabe cómo hacerlo y en qué apoyarse.
En aras de elevar nuestro desempeño profesional, mucho nos serviría a los periodistas futboleros, o aspirantes a tales, establecer y respetar ciertos lineamientos.
Para cumplir con la mayor pulcritud posible con nuestras cotidianas labores, bien haríamos en elaborar nuestro propio "decálogo periodístico"... y en revisarlo con la indispensable frecuencia.
Una especie de carta de intenciones, de declaración de principios, de guía de cabecera, de hilo conductor de nuestro profesional comportamiento.
Cada quien tendrá o debería tener las suyas, pero vayan aquí algunas sugerencias para conformar dicho decálogo: 1. En términos generales, asumir y ejercer con responsabilidad y honestidad el importante rol que nos corresponde desempeñar.
2. Decir lo que pensamos y sabemos, y no lo que alguien más nos dijo que "pensáramos" o "supiéramos". Y al decir lo que se piensa, fundamentar lo que se dice, sustentarlo con los debidos argumentos, o argumentarlo con el adecuado sustento.
3. Hablar y opinar sin camiseta puesta. Sin dejarse llevar por ninguno de los innumerables intereses que envuelven y a veces contaminan y distorsionan a este maravilloso deporte-juego-espectáculo-negocio llamado FUTBOL.
4. Nunca olvidar que el compromiso primordial se adquiere con el propio ejercicio periodístico que se realiza, con el aficionado, con el lector, con el televidente, y no con los jugadores, los técnicos, los dirigentes, los dueños de equipos o los patrocinadores; y ni siquiera con los dueños de la empresa en que se colabore, ni con la empresa misma. Es con el honesto, limpio y profesional desempeño con lo que se le retribuye a la empresa donde se cobra.
5. Destacar y reconocer lo positivo antes de criticar o señalar lo negativo, aunque lo segundo suela vender más que lo primero.
6. Al ejercer la crítica bien sustentada no decir, acerca de alguien, nada que no estemos dispuestos a sostener frente a él mismo.
7. Ayudar a ubicar las cosas en su verdadera dimensión. Ni pintarlo todo color de rosa, ni verlo todo color negro. Entender la enorme gama de grises por la que transita cualquier tema, sin someterse a los seductores maniqueísmos.
8. Al evaluar las labores de los personajes de este juego, hacerlo con el indeclinable respeto a sus vidas personales, a sus íntimos quehaceres.
9. Tener siempre presente que esto del futbol, a final de cuentas, solamente es un encantador juego que cada quien desde su propia trinchera debe tratar de jugar lo mejor posible.
10. Entender que el más importante de los juegos es el de la vida... y vivir en consecuencia.
Que cada quien elabore a conciencia su propio decálogo... y por él se rija.
Twitter: @rgomezjunco |