A Gerardo Martino le faltaron minutos - o quizá horas - para entablar una profunda charla técnica luego de caer ante Argentina.
Apenas alcanzó a decirle a sus jugadores que no habrá ninguna "lista negra" de cara a la próxima convocatoria; que aparecerán nombres y desaparecerán otros. Mero plan de trabajo. Nada de castigos.
Qué difícil para el estratega saber que ya no tuvo al equipo para un entrenamiento más donde se pudieran exponer y trabajar los groseros errores que se vieron en Alamodome. Tan inquietante como saber que a la mayoría de los que fueron parte de la dolosa presentación, no los tendrá hasta marzo. Y tan frustrante como despertar y darte cuenta que los próximos partidos partidos son ante Trinidad y Tobago, Bermudas y Panamá.
"Y pensar que Argentina enfrentará a Alemania en octubre", nos dijo contrariado Martino en entrevista.
De la hecatombe ante la Albiceleste, rescato y aplaudo la aparente serenidad con la que tomó las cosas el "Tata". Con cabeza fría y sin exacerbados gestos, fue autocrítico. (Primer paso para buscar la mejoría). "Estoy convencido que de este tipo de partidos con tantos errores, con tantas equivocaciones y ante un rival que nos puso en el lugar donde estamos, nos hace salir más fuertes".
Y sí, errores tan claros que hicieron más cruda la derrota. Pases de mero trámite fallados a dos metros, malas entregas de balón, temor a la equivocación, nerviosismo latente y escasa capacidad (lectura de partido) de todo el equipo mexicano para entender las formas del rival. "Parecía que estábamos esperando cometer todos los errores posibles en un mismo partido".
No se aprendió nada de la goleada ante Chile. Ochoa, Herrera, Araujo, Layún, Lozano, Raúl y "Tecatito", fueron parte de aquella fatídica tarde en Santa Clara, California.
Con el 4-0 tras 45 minutos, la sensación era la misma. Otra vez los malditos fantasmas que mentalmente atropellan y derrumban a la Selección Mexicana.
¿De qué sirve ganar la Copa Oro, golear a los rivales del área y ser campeones mundiales de partidos moleros si cuando aparecen los rivales de mayor jerarquía nos catapultan a nuestra realidad?
La clave es encontrar el punto medio y entender que ni tan buenos como dice el ranking FIFA o cuando se le pasa por encima a Cuba ni tan malos como la goleada ante Argentina.
Y el problema no radica en que no vamos a Copa América o Copa Libertadores. Estando ahí tampoco se dio el brinco de calidad. No busquemos la respuesta fácil.
El problema está en la materia prima, en el estado de nuestros ingredientes y en la necedad de seguir creyendo que hay harinas intocables.
O pone mano dura Martino o seguiremos siendo el mismo pastel de buena pinta y mucho betún pero seco e insípido por dentro.
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