Como parte de su preparación de cara al próximo torneo, continúan las Chivas con su gira estadounidense.
Después de enfrentar a River Plate y a Boca Juniors, que lo superaron con alarmante facilidad, el Guadalajara empezó a medirse ante adversarios europeos: ayer ante la Fiorentina, el próximo sábado ante el Benfica y el siguiente martes ante el Atlético de Madrid.
Todo sea en aras de esa necesaria preparación... y de paso para sacar una buena lana.
El equipo mexicano más cotizado en la Unión Americana después de la escuadra tricolor que a veces se viste de negro, no desperdicia -por supuesto- cuanta oportunidad se le presenta para convertir en dinero el patriótico entusiasmo de sus seguidores en los estadounidenses lares.
Y mientras las Chivas van en búsqueda de esa lana y un mejor futbol, también en canchas del otro lado -¿si no dónde?- se han jugado ya dos "Finales" de nuestro balompié de Primera División, como preámbulo de lo que inicia este viernes, la verdadera competencia, el auténtico torneo.
En una de esas "Finales", la de la Súper Copa (recientemente inventada para inyectarle al negocio), el Cruz Azul se impuso sin mayores dificultades al Necaxa, que jugó esta "Final" de campeones de Copa sin ser campeón de alguna de ellas. Porque el América, que sí lo es, estaba ocupado jugando la otra "Final", la de Campeón de Campeones, que le ganó a los Tigres por la vía de los penales.
En realidad, lo que vale de ese reactivado título de "campeón de campeones" es que para ganarlo -al igual que para perderlo- se necesita obtener antes un título de Campeón de Liga, el que verdaderamente cuenta y le aporta prestigio a quien se lo lleva.
Que cada quien festeje como se le antoje lo que vaya ganando y los trofeos que sus vitrinas vayan engordando, pero que a nadie se le olvide que un título de Liga vale más que 20 copas, súper copas y recontracopas juntas.
De nada o muy poco sirven esos pequeños trofeos e inventadas o reactivadas copitas, si no tienen como base una buena cantidad de Ligas ganadas.
Enhorabuena si ganas la Liga y después la aderezas con todo lo demás, como en el caso del América. Pero si no la ganas y te sientes campeón de otras cosas, seguirás sin serlo y vivirás futbolísticamente engañado.
Para aprender a pelear por lo más importante, primero es necesario aquilatar en su justo valor esos otros trofeos de relleno que sirven para mantener en movimiento -produciendo como se debe- a esa generosa maquinaria de hacer dinero llamada FUTBOL.
Un deporte-espectáculo al que en México y el mundo entero se le exprime todo el jugo posible, muchas veces en detrimento del óptimo bienestar futbolístico de los protagonistas del juego.
Entre otras cosas, eso es el futbol de alta competencia: un suculento negocio.
Lo malo es que se avorazan y exageran.
Twitter: @rgomezjunco |