Luego de vivir una semana de Clásico muy movida, de haber sido testigo y quedarme maravillado con la entrega, el cariño y el apoyo incondicional brindado por los aficionados rayados a su equipo, no me queda más que reconocer que en las tribunas estuvo lo mejor de esta histórica edición del Derbi Regio.
Era un enorme contrastaste, lo poco que nos enseñaron Tigres y Monterrey en la cancha con lo mucho que ofrecían los aficionados.
Definitivamente el jugador número 12 para mí fue el jugador del partido. Me quito el sombrero y me pongo de pie para agradecer y aplaudir su participación en este que fue el primer Clásico en su nueva casa. ¡Felicidades!
Por otro lado, encuentro muy poco qué elogiar de ambos equipos que por exceso de respeto se neutralizaron, no había espacios, no hubo desequilibrio, tampoco claridad.
Los jugadores considerados diferentes simplemente no existieron. Cardona, acostumbrado a ser protagonista, tuvo una participación que seguro querrá olvidar lo más pronto posible, a Gignac sólo lo recuerdo por su falla garrafal frente a un arco sin portero.
Lamentablemente la fuerza física y gran actitud con que ambos disputaban cada pelota nunca estuvieron acompañadas por la fina técnica individual que los caracteriza.
¿Ya ven por qué los Clásicos son partidos que se cuecen a parte?
Dos expulsiones, un gol y lo único que logró permanecer intacta durante los 90 minutos fue la tensión.
Parecía que la expulsión de Ayoví sentenciaría al Monterrey, pero uno de los cambios hechos por "Tuca" Ferretti no me pareció el más adecuado.
Colocar a Mancilla y jugar con dos delanteros de área podría haber funcionado si el técnico felino no hubiera quitado a Javier Aquino.
Creo que con eso perdió variante ofensiva, tenía quien rematara, pero por derecha no tuvo quien centrara.
Damián, el único que podría buscar la línea de fondo, se topó con un sólido y animado Efraín Juárez.
Para mí, Efraín es el más destacado de los Rayados,ya que fue solvente en la defensiva y el héroe de Mohamed, que ganó su primer Clásico Regiomontano.
Tony Mohamed no pudo hacer otra cosa más que ajustar su zona defensiva; el intentar presionar al rival desde el inicio desgastó mucho a su ofensiva y media cancha, luego, con un hombre menos, no tuvo otra opción.
Reconozco la entrega de ambos y el desgaste físico impresionante que tuvieron en la cancha, pero no puedo ocultar mi tristeza de ver tanta calidad individual resumida en lo que cualquier equipo de media tabla podría ofrecer. careca@elnorte.com Twitter: @krek9 |