Dicen que a las mujeres no hay que entenderlas, hay que quererlas.

Me atreveré, con el riesgo de ser abucheado -algo que no me afectaría, ya que no sería la primera vez-, y utilizaré esta muy conocida frase como una representación adecuada de cómo deberíamos sentir nuestra Liga MX.

Si queremos entender lo que sucede cada fin de semana en las canchas del futbol mexicano nos volveremos locos. Cualquier similitud con las mujeres es mera coincidencia.

La lógica es una excepción, las sorpresas son el pan de cada día, la memoria futbolística es cortísima, mientras ser favorito parece ser una virtud incómoda y peligrosa, por lo que el papel de víctima en ocasiones es positivo.

La mejor calidad individual, las altas nóminas, la historia y la obligación que cargan los llamados equipos grandes, al toparse con la necesidad e inspiración de los menos favorecidos económicamente, terminan disolviéndose como el azúcar en el agua.

El intermitente futbol que juegan los equipos ni siquiera requiere esperar una semana para hacer su aparición, en un mismo partido el buen futbol se desvanece de los botines de algunos y las limitaciones de otros se convierten en virtudes insuperables. En un parpadeo la presa se convierte en depredador.

Nos cuestionamos sobre esta irregularidad, sobre esa inexplicable intermitencia que puede ser considerada sinónimo de mediocridad o de un importante equilibrio de fuerzas que nos mantiene al filo de la butaca.

¿No hay equipos extremadamente buenos o no hay equipos malos?

Sí hay buenos, regulares y malos, pero la diferencia en el nivel entre esas tres categorías es muy pequeña y si a eso agregamos el noble formato de competencia de nuestra Liga, ver como futuros campeones a mas del 50 por ciento de los participantes no es ninguna locura.

A mí me encanta el futbol mexicano y lo disfruto porque es en la única Liga que podemos ver que a falta de 4 jornadas para el final del torneo 12 de 18 equipos todavía sueñan con el título de campeón, con reales chances de lograrlo.

¿Eso es fomentar la mediocridad o alentar al crecimiento? Les recuerdo que Toluca y Pumas marchan imparables en la Copa Libertadores y no están dentro de la zona de clasificación de nuestra Liga.

Como todo, siempre habrá cosas que mejorar, pero no seamos injustos, debemos reconocer que cada fin de semana vivimos grandes aventuras.

En lo personal prefiero la incertidumbre e incógnitas de las finales de nuestra Liga MX que las lógicas y muchas veces anticipadas definiciones de otras Ligas del mundo.

Me divierte la incertidumbre, la inexplicable irregularidad que pone color a una fiesta que constantemente nos da motivos para aplaudir, criticar, sorprendernos e impresionarnos.

Dejemos a un lado el malinchismo, lo que tenemos aquí es nuestro y es único y, les recomiendo, no tratemos de entenderla, sólo hay que disfrutarla.

 
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