Hacer un juego perfecto o casi perfecto no es cosa de todos los días, al menos que estés obligado.

Éste es el panorama rayado en esta Final de hoy ante Pachuca.

Monterrey tiene la necesidad de ganar por dos goles para ser campeón en los 90 minutos reglamentarios y para eso requieren frenar a los jóvenes tuzos que cuentan con un futbol basado en el desequilibrio, dinamismo y velocidad de su ofensiva.

No será fácil, pero ¿quién dijo que hay Finales fáciles?

La ausencia de Carlos Sánchez tuvo un efecto negativo en el sistema táctico de Mohamed mucho más poderoso de lo que yo esperaba, así que, más que nunca, sus individualidades Dorlan Pabon y Edwin Cardona, quienes pasaron desapercibidos en el partido de ida, tendrán que levantar la mano y ofrecerse para sacar esa chamba adelante.

Dicen que los grandes equipos y los grandes jugadores no pierden y no juegan mal dos partidos seguidos, para el bien del Monterrey ojalá eso sea cierto.

Atacar y no ser contraatacado no existe tal cosa.

Para mí esa es una tarea simplemente imposible; cualquier equipo que adelante sus líneas, que presione la salida rival o busca jugar con la pelota dominada en cancha contraria correrá el riesgo de ser sorprendido.

Normalmente las defensivas de esos equipos atrevidos y a veces descarados, que tanto nos agrada verlos jugar porque son sinónimos de espectáculo, se convierten en su talón de Aquiles, y no necesariamente por incapacidad, solamente es por cuestión táctica.

Entonces me regreso en el tiempo y me viene a la mente la Selección de Brasil campeona del mundo de 1970 justamente aquí en México.

Zagalo, técnico brasileño, tenía claro los riesgos que tomaba, pero también la calidad y la confianza que anotarían más goles que su rival; así de simple.

No comparo los equipos, pero la situación sí la podemos comparar.

Para Monterrey no hay mañana, con la desaparición del reglamento de los goles de visitante o que el Pachuca te agarre mal parado y te anote goles no evitará a que lleguen al éxito si les ganan el partido.

Sabemos que no será fácil, de hecho no hay nada fácil en esta vida, pero debemos afrontar las dificultades con las armas correctas, en el caso de los Rayados su fortaleza ha sido su contundencia ofensiva.

Y vuelve a sonar los nombres de Edwin Cardona, Dorlan Pabon y ahora agregamos el de Funes Mori y nos queda claro que ahí estará la clave del éxito o del fracaso.

Por más que Jonathan se vista de héroe en esta ocasión, sólo anotando más goles que su rival podrán levantar la copa.

No es pecado perder, lo imperdonable es no luchar.

 
 
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