Los méritos de llegar a una Final son tan grandes como la frustración de no ganarla.

Así lo demostraron los jugadores de Tigres luego del silbatazo final que hizo realidad lo pronosticado por muchos.

Con todo y la falta de flexibilidad en su sistema, hay que reconocer el mérito y la capacidad individual de algunos de sus jugadores que ayudó a Tigres a llegar a otra Final, pero volvieron a toparse con la realidad.

Si resumimos en pocas palabras en qué se ha transformado este Tigres yo diría que combinan una defensiva extremadamente vulnerable y un ataque muy predecible.

De la Jornada 12 a la 15 del la Liga MX y los partidos de ida y vuelta de la Final de la Liga de Campeones de la Concacaf los felinos han recibido 2 goles por partido, o sea 12 goles en seis encuentros. Demasiados.

Lo que llama la atención es que en el largo historial de Ricardo Ferretti armar defensivas sólidas y confiables era su gran virtud.

Sus equipos necesitaban de uno o dos goles cuando mucho para ganar los encuentros, su efectividad estaba basada en su fortaleza de su defensiva, pero eso ha cambiado en esta temporada.

Su ataque sumamente dependiente del francés Gignac no ha tenido fuerza, variantes y tampoco efectividad para contrarrestar tamaña fragilidad defensiva.

Del medio campo mejor ni hablamos.

Tigres fue menos que el América y lo único que podían hacer lo hicieron, aceptar y reconocer a las Águilas como dignos y merecedores campeones.

Sin tiempo para lamentos y con la urgencia de recuperarse anímica y físicamente, el equipo de Ferretti se ve en la obligación de ganar al Veracruz para evitar otro fracaso a una jornada del final.

Veracruz parece ser el adversario ideal, llega a la Sultana del Norte con una tarjeta de presentación que animaría y pondría a bailar hasta a una momia.

Eliminados y antepenúltimos de la tabla general con 13 puntos y como el segundo peor visitante del torneo con cero triunfos, tres empates y cinco derrotas, debería ser el tanque de oxígeno que requiere Tigres para mantenerse con vida en el torneo.

Dale Tigres, dale "Tuca", sabemos que hay calidad en este plantel. Arriesga más, propón, atrévete, invita a tu equipo a ser descarado, que los laterales rivales se preocupen con tus volantes y no al revés; si por los costados no logras resultados cambia el sistema, busca algo nuevo porque hacer lo de siempre los tiene en la orilla del abismo.

El tiempo se acaba, sólo restan 180 minutos para que "Tuca" intente algo nuevo y fresco. Morirse con la suya, como dicen algunos técnicos, sería simplemente ridículo.

 
 
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