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Ejemplo francés
Roberto Gómez Junco | 07-08-2019
en CANCHA
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Finalmente sucedió lo que ya se sabía que sucedería.

Al anotar su gol 105, Andre-Pierre Gignac se ha convertido en el máximo anotador en la historia de los Tigres.

Aunque al hacerlo nos sumerjamos en las inestables y profundas aguas de la subjetividad, podemos decir que el atacante francés rebasó la cifra de Tomás Boy unos cuantos meses después de haberlo rebasado a él como principal figura en la historia de este equipo, que sigue viviendo y alargando su mejor época.

Para que los Tigres sean sin duda alguna el mejor equipo mexicano de esta década, mucho ha tenido que ver la importante aportación del ejemplar ariete galo, que no sólo se ha ganado ese primerísimo sitio en la historia de este club en particular, sino también un lugar de privilegio en la del futbol mexicano en general; por lo que ha jugado, por los goles anotados y los títulos obtenidos, por lo mucho que ha logrado en muy poco tiempo.

Un jugador muy completo, cuya potencia, fortaleza y visión de gol están al servicio de una elevada capacidad técnica, virtudes que hace valer no sólo al momento de la definición, sino también como elemento primordial en la elaboración de los ataques.

Para ubicar en su adecuada dimensión la figura de Andre-Pierre Gignac en el balompié mexicano de hoy y siempre -siguiendo con la inevitable subjetividad en casos como éste, y entendiendo lo difícil que suelen resultar las comparaciones entre futbolistas de distintas épocas- baste decir que solamente CUATRO jugadores parecen seguir por encima de él: Carlos Reinoso, Evanivaldo Castro "Cabinho", José Saturnino Cardozo y Miguel Marín.

Por mencionar exclusivamente, por supuesto, a los mejores futbolistas extranjeros que hemos visto jugar, sin contemplar aquí a los que sólo "conocimos de oídas".

A partir de ahí, por un quinto y subjetivo lugar, Gignac puede 'competir' - y tal vez salir ganando- con futbolistas como Alex Aguinaga, Héctor Miguel Zelada, Claudio Lostaunau, Alberto Quintano, Osvaldo Castro, Daniel Alberto Brailovsky o Humberto Suazo.

Pero al margen del lugar en que cada quien decida ponerlo, la realidad es que Gignac se ha distinguido en la cancha como muy pocos jugadores lo han hecho en nuestro futbol; y fuera de ella como ninguno.

Ahí radica en gran parte la condición de máximo ídolo de los Tigres que supo ganarse en poco tiempo: su indeclinable compromiso con el equipo, pero también con su entorno, con los seguidores, con la sociedad regiomontana en la que vive.

Como muy pocos lo hacen, Gignac ha entendido a cabalidad que si nada más aspiras a ser un gran futbolista, ni futbolista eres.

Todo un ejemplo francés como jugador y como persona.

¿A quién se le antoja emularlo?

 
Twitter: @rgomezjunco
 
 
 
 
 
 
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Futbolista de Primera División desde 1975 hasta 1988 (Atlético Español, Tigres, Monterrey, Guadalajara y Toluca). Seleccionado nacional en 1980. Licenciado en Ciencias de la Comunicación. Columnista del Grupo Reforma desde 1989 y comentarista en televisión desde 1992.
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