Inició el Torneo de Apertura 2019 de la Liga mexicana y por enésima ocasión son muchos los que aspiran al título.
Sin embargo entre los muchos aspirantes destacan, por supuesto, los cuatro o cinco verdaderos candidatos a quedarse con la corona, esos cuatro o cinco participantes que no cifran sus esperanzas de éxito primordialmente en las bondades del sistema de competencia, como sí lo hacen los otros seis o siete que mantienen relativas y no muy bien sustentadas aspiraciones de coronarse.
Auténticos candidatos a ganar este torneo -con el sustento que les proporciona el poderío de los respectivos planteles y equipos- vuelven a serlo los Tigres, el América, el Monterrey, el León y el Cruz Azul; con otros como el Toluca, los Xolos, el Pachuca, el Necaxa o los Pumas, con pretensiones de sacarle a su propio potencial el mayor jugo posible, para así pelearles por esos primeros sitios a los más poderosos, algunos de los cuales ya confirmaron en la primera jornada la solidez de sus argumentos, aunque ninguno sea capaz de garantizar que será ese nivel de rendimiento el exhibido en cada partido.
Una primera jornada en la que -por cierto- en realidad fue el Querétaro el encargado de mostrar una cara mucho más alentadora de lo que podía suponerse, con un futbol que en caso de ser la norma y no una simple excepción le serviría para resolver favorablemente esa lucha por la permanencia que desde ahora entabla con el revitalizado Atlas, con el Veracruz que se quedó en Primera pagando, con el San Luis que se la ganó jugando, con la escuadra de Juárez y su franquicia de Lobos... y sobre todo con las itinerantes y anémicas Chivas.
Si en este momento se tratara de apostar quién desciende, los desnutridos Tiburones y el más popular de los equipos mexicanos contarían con los momios "a su favor". Y en la parte de arriba, en cambio, más valdría poner las apuestas en los Tigres, en el América, en el Monterrey, en el León o en el Cruz Azul; de preferencia en ese orden.
Pero como al equilibrio de fuerzas, debilidades e inconsistencias, hay que añadirle ese sistema de competencia promotor de la mediocridad, establecido para sacar más dinero y para alimentar las esperanzas de éxito de equipos que de otra forma no abrigarían esperanza alguna, entonces la conclusión es recurrente: aunque sean cuatro o cinco los verdaderos candidatos, la totalidad de aspirantes asciende a 11 o 12.
Si los primeros lugares de la tabla parecen reservados para esos cuatro o cinco, a los otros seis o siete para nada se les puede descartar de la Liguilla en la que se inscriben ocho; y ya inscritos todos ellos, cada uno en mayor o menor medida incrementa sus probabilidades de ser campeón.
Es decir, que entre los principales candidatos al título siguen estando los mismos... y para campeón cualquiera.
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