Si ya no comulgaban con Tomás, se tardaron en despedirlo. Desde hace tiempo tuvieron infinidad de oportunidades para acabar con el proyecto. ¿Por qué hasta ahora? ¿Por qué así? ¿Por qué lo cortaron cuando América ya los espera en la cancha?

Haber cesado a Tomás Boy a unas cuantas horas del Clásico, ha sido una pésima decisión. Se nota que fue una determinación tomada con las vísceras, con el puño apretado, el ceño fruncido y no con la cabeza fría.

Por las formas y por lo apresurado del acto, quiero pensar que la directiva tiene presupuestada la derrota este sábado. El cambio de entrenador encajaría como justificación perfecta. Nadie criticaría a Tena en caso de perder.

Y si Chivas llegara a sorprender, sería el momento ideal para levantarse el cuello y demostrar que se tomó la decisión correcta. Es decir, Chivas se ha protegido del colapso. Se ha puesto por debajo de un bloque de metal.

Más allá de que el vox pópuli ansiaba desde hace tiempo que se terminara la relación entre Chivas y Boy y que los números del estratega eran insostenibles, el mensaje no ha resultado ni el más positivo ni el más oportuno. Ahora hay incertidumbre, un mar de dudas y no mucha ilusión con la llegada de Luis Fernando Tena. Y, por si faltara algo, también se han desatado cuestionamientos por los supuestos nexos que Chivas tendrá con el promotor Carlos Hurtado.

Despedir a Tomás, ha generado más inestabilidad que certeza y ha desatado una revolución interna cuando lo que más se requería en estos momentos era serenidad emocional. Cambiar de entrenador, no cambiará mucho las cosas.

Chivas no sólo requiere a Tena para reconstruirse y establecer un proceso de reingeniería. Necesita reinventarse desde su estructura.

De no ser por Veracruz, el Guadalajara caminaría como un condenado a la sala de audiencia. Jugaría sobre una cuerda floja, con los ojos vendados y a unos centímetros del barranco. Estaría cercano al descenso.

Veracruz impide que se le de la dimensión correcta al infierno que vive Chivas.

El problema del Guadalajara es estructural. Hace tiempo que no juegan los mejores mexicanos en el equipo más mexicano de todos. Pulido no es el delantero más destacado. Gudiño está lejos de ser portero top. Sánchez no es ni el tercer mejor lateral del futbol mexicano. Tampoco Ponce y mucho menos la "Chofis" en su posición.

Dejaron ir a Pizarro, a Vázquez, a Macías y a Godínez.

Quien era su mejor centro delantero, juega prestado con el León. Algo no cuadra.

Veremos qué sucede. Es bueno que se topen al América. Jugar al 200 por ciento como suelen hacerlo ante su acérrimo rival, tal vez les permita no ser exhibidos.

En fin, la culpa no sólo era de Tomás Boy.

"Y la culpa tampoco era de Luis Fernando Tena". Convencido estoy, que así lo escribiremos en unos meses. Al tiempo.

 
 
Twitter: @CARLOSLGUERRERO