Dicen los sociólogos y antropólogos que el deporte es un reflejo de la idiosincrasia de un país, y el futbol mexicano al igual que la nación se encuentra en llamas; arde por las malas decisiones de quienes manejan el balompié nacional desde el escritorio.
Y es que estas últimas semanas, han marcado una de las más oscuras y tenebrosas etapas del futbol azteca.
El grito homofóbico, la falta de pagos a los jugadores del Veracruz, un gremio inexistente, la violencia en los estadios y corrupción en fichajes, demuestran que se viven tiempos difíciles que, más temprano que tarde, repercutirán en lo deportivo.
En un lapso muy corto de tiempo,la FMF fue sacudida en sus cimientos, pues escándalo tras escándalo han descubierto la punta del Iceberg, para muestra; la acusación de las jugadoras del Puebla en contra de los árbitros.
¿Hasta qué grado es capaz de alcanzar la agonía social por la que atraviesa el País al deporte? No lo sabemos, pero lo que es una realidad es que lo ojos del mundo se centran en la Liga MX y no de la forma en la que a todos nos gustaría.
Urge, por el bien de todos los involucrados, que se aprenda la lección, se anteponga lo deportivo a lo monetario a fin de que se restablezca la credibilidad del juego y de la FMF.
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