Difícil imaginar una Semifinal sin alguno de los dos equipos más dominantes de la última década en el futbol mexicano.
Pues ya sucedió: el torneo Guardianes 2020 no solo resulta atípico por toda la contingencia correspondiente al Covid-19, también se trata de un campeonato raro porque América y Tigres brillan por su ausencia en los últimos cuatro lugares gracias a grandes series de Chivas y Cruz Azul en Cuartos de Final.
Es bueno darle su crédito al rival, pero en esta ocasión no basta con analizar lo sucedido en 180 minutos para comprender la bajada de este par.
Estas eliminaciones prematuras salieron a la luz hasta ahora, pero créanme que llevaban varios torneos gestándose.
Basta con recordar las compras y ventas agresivas que América ha tenido en los últimos años: Mucho orgullo por vender a Diego Lainez, Edson Álvarez, Agustín Marchesín, Guido Rodríguez y Mateus Uribe al mercado europeo; sin embargo, el equipo indiscutiblemente más grande de México no puede vivir de vender jugadores. Las Águilas deben priorizar el triunfo y su forma de juego antes de colgarse ese tipo de medallas.
A estas bajas agreguemos los casos extraordinarios de Nico Castillo y Renato Ibarra.
La verdad es que no hay ningún problema con que vendan jugadores a Europa siempre y cuando traigan algo de una jerarquía similar.
Por más buen entrenador que sea Miguel Herrera y por más genética ganadora que pueda contagiar la playera crema, resulta complicado que puedan mantener semejante grado de exigencia con jugadores de nivel mediano.
Por eso creo que la principal área de oportunidad en America no está en el famoso #FueraPiojo, sino en la gerencia deportiva.
En Nuevo León, con los Tigres, sucede algo similar... o quizás peor.
Durante la última década, el equipo de Ricardo Ferretti sacó ventaja en las Liguillas de la profundidad de su plantilla, cosa que para esta edición Guardianes 2020 fue diferente.
Hasta hace dos torneos la banca felina contaba constantemente con jugadores trascendentales como Edu Vargas, Enner Valencia, Ismael Sosa y Lucas Zelarayán.
Estos jugadores fueron saliendo uno por uno y la directiva tigre no mostró la capacidad de repuesta que habían tenido en otras ocasiones.
Para darle la vuelta a la serie ante Cruz Azul el Tuca ya no contaba con estrellas en el banquillo; de hecho, ni siquiera contaba con un centro delantero, al grado de tener que utilizar al central Sánchez Purata como emergente.
El comportamiento de ambas instituciones, en cuanto a la compra y venta de futbolistas, nos hace pensar que los tiempos de abundancia terminaron.
Vuelven los billetes, o Tuca y Piojo tendrán que ajustarse a su nueva realidad.
Decepciones.
Twitter: @AldoFariasGzz |