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Porteros infantiles
Félix Fernández | 09-10-2019
en CANCHA
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Existen múltiples historias de aquellos que terminaron en la portería por algún acontecimiento fortuito que marcó su destino, pero existen también muchos otros que dejaron el más encantador oficio por malas experiencias que, desafortunadamente les llevaron a rechazarlo por años y años... o vidas y vidas.

Hoy en día acudo con mayor frecuencia a partidos y entrenamientos infantiles de futbol. Al parecer, en muchos casos, la posición de portero resulta un conflicto para los entrenadores; en las prácticas y, por supuesto también, durante los partidos de fin de semana. Si no existe un preparador especializado, los porteros pasan a ser una carga para el cuerpo técnico durante la semana, pero en el partido no ocultan el deseo de ser salvados por quienes prácticamente se han entrenado sin dirección.

Hace pocos días observé un encuentro desnivelado de una categoría entre de 10 y 11 años. Unos terminaron el juego contentos y satisfechos, los otros cansados y resignados. Al medio tiempo el arquero ganador le solicitó a su DT jugar en el campo, ya que su contacto con el balón eran mínimo. La respuesta fue no. Del otro lado había un portero muy bien uniformado, pero poco ágil, con sobrepeso y escasa preparación. Después de recibir varios goles, recibió también un leve golpe en una jugada dividida. De inmediato el técnico le cambió, pese a que el niño no se quejaba. Ingresó un jugador de campo, más tarde otro y hacia el final del partido regresó el arquero original, solo para recibir un par de goles más.

Tras el silbatazo final observé a ambos arqueros, no había manera de saber cuál era el ganador, ambos proyectaban lo mismo: inconformidad.

En la vida de todo futbolista primero se juega a la pelota, después de juega futbol y más adelante se hace futbol. Es decir: se entra en conocimiento con la pelota, se entra en organización con el deporte (y sus reglas) y se entra en la forma de vida a través de una profesión de alto rendimiento.

Basado en lo anterior, el futbol infantil debe ser, básicamente, lúdico. Si no hay diversión, no hay atractivo para el niño... si no hay atractivo, pronto vendrá el rechazo.

La teoría del DT que ganó, es que si permite al niño jugar en cancha, después no querrá ocupar el puesto de arquero. La teoría del entrenador derrotado es proteger a su equipo y al arquero de un escenario humillante con el cambio, pero lo hace sin mayores instrucciones ni entrenamiento hacia el niño.

La portería es no sólo la posición que requiere mayor responsabilidad y entrenamiento, sino la que forma personalidades más analíticas. En la portería se goza con el sufrimiento y el dolor... la recompensa es saber que se ayuda al compañero que falló.

Cuando se tiene la conducción y el apoyo, no importa si te meten 10 goles o si no tocas un balón en todo el partido, la portería otorga la oportunidad de reflexionar, aprender y disfrutar. Quienes prueban este oficio como debe ser, nunca más se quitan los guantes.

 
Twitter: @FELIXATLANTE12
 
 
 
 
 
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Estudió la Licenciatura en Pedagogía por la UNAM. Como futbolista participó desde 1986 y hasta el Torneo Verano 2002 con: Toros de Texcoco, Atlante, Atlético Celaya y Puebla. Integró la Selección Nacional desde Mayo de 1993 hasta 1996; mundialista en EU 1994. Se ha desarrollado como articulista del Periódico REFORMA desde 1996.
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