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Liguilla, en deuda
Carlos 'Warrior' Guerrero | 21-05-2019
en CANCHA
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Ha sido una Liguilla brumosa y densa, tan espesa como el aire de mala calidad que nos llevó a una contingencia ambiental.

Así como el viento no circulaba hace unos días para llevarse las moléculas dañinas, el balón tampoco hizo lo propio para arrasar con la especulación, el temor y el respeto excesivo de los equipos en la Fase Final. Y no lo hizo porque ha sido maltratado por un mar de piernas que parecen más adormecidas que despiertas.

Considerando los cuatro juegos de vuelta de Cuartos de Final y los cuatro partidos de Semifinales (ida y vuelta), únicamente el enfrentamiento entre León y Xolos sumó 3 goles (2-1). De "Fiesta Grande" ha tenido poco.

Seis de los ocho juegos terminaron por la mínima diferencia. Es decir, el 75 por ciento de los choques más esperados y en el papel más llamativos de la Liguilla, concluyeron con marcador de 1 a 0.

Visualmente, la tabla de resultados parece más el cuadernillo de un programador que intenta resolver problemas de informática en binario (sistema que emplea dos dígitos o cifras: el 1 y el 0) y no la carátula de presentación de los equipos más goleadores y con más puntos que en teoría, se abalanzan por el título.

Pero más allá de los números, preocupa la percepción que ha dejado la Liguilla. Esa sensación que impacta directamente las fibras de cada aficionado ha dejado mucho que desear.

Todos los partidos han tenido más tensión que emoción, más cerrojos que espacios, más achiques que balones filtrados y más especulación que goles y espectáculo.

Que la gran Final venga acompañada de vientos fuertes que despejen la mente de los encargados de la estrategia y que empujen las piernas de los responsables en la cancha. Ya fueron demasiados bostezos del minuto uno al setenta en una fiesta donde nadie ha brillado en la pista.

 
 
LA MISMA OBRA REGIA
 
 
Más que pasional, fue un Estadio Universitario más cercano a lo emocional. El triste adiós de Batocletti, y los sentidos aplausos que se escucharon hasta el cielo a manera de homenaje, generaron un ambiente de nostalgia. No fue un "Volcán" de altas fumarolas.

Pero todo tiene una explicación. Ahora que estuve en Monterrey, percibí que el aficionado está empachado del Clásico Regio. Todavía no digerían la Final de Concacaf o la ida de Semifinales cuando apareció otro más en escena.

(Cuesta más trabajo masticar el último bocado por más suculento que esté el corte de carne).

Han sido cuatro Clásicos en 25 días. Demasiado. Mismos protagonistas, misma puesta en escena, mismos teatros. Los lances de Nahuel, los disparos de Pabón, los deseos de Gignac y hasta las formas de Alonso; todo tan memorizado como lo haría un actor con su libreto. Y aunque la obra tiene finales alternativos, el público ya conoce los diálogos.

Al Clásico Regio le vendrá bien un respiro.

 
Twitter: @CARLOSLGUERRERO
 
 
 
 
 
 
 
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