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Rayados desconectó a Tigres
Carlos 'Warrior' Guerrero | 17-05-2019
en CANCHA
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¿Recuerdan al relojero del cual les hablé hace unos días? Pues a este inmutable personaje llamado Tigres lo han desquiciado en noventa minutos.

Rayados alteró al más paciente de los equipos hasta dejarlo tembloroso y con las manos húmedas.

Monterrey le robó paz y le rompió por completo la serenidad. Con un futbol mucho más claro y resolutivo provocó que Tigres se descompusiera por completo. Parecería que el relojero extravió el instructivo para el armado.

Aquello no funcionó ni en lo mecánico ni en lo visual. Las manecillas felinas no caminaron y los dispositivos jamás embonaron. Lo que durante tanto tiempo giraba hasta con un poco de cuerda, lució cual artilugio de esos guardados en un viejo cajón al que hay que darle unos golpecitos para que reaccione.

Rayados fue ampliamente mejor. Irrumpió desde el minuto uno. (Ya no le teme a Tigres).

La obtención de la Liga de Campeones de la CONCACAF le ha generado fortaleza mental. Partiendo de lo anímico, Diego Alonso ha basado las últimas estrategias provocando que su rival caiga en el error en el cuarto o quinto toque de pelota. Justo en el momento en que deberían aparecer los centros precisos, los balones filtrados o alguna genialidad individual para generar opciones.

Las imprecisiones mataron a Tigres en la ida. De su mente desaparecieron las herramientas adecuadas para volver a conectar los circuitos. No tuvieron cautín ni para soldar sus líneas pensándolo como medida emergente.

A Tigres le salió barata la descompostura. El daño pudo ser peor.

Y si debemos de encontrar al responsable de la grata exhibición de Rayados, indudablemente ese es Rodolfo Pizarro, que juega como si hubiera desbloqueado distintos poderes de su propio videojuego. Conducciones largas, mejores decisiones y cambios de ritmo más efectivos. Todas las pelotas van hacia él. Con y sin balón sabe moverse y mueve al equipo con esa melena voladora que aparece por todos lados.

Pero así como señalamos al orquestador de Rayados, es necesario encontrar las nerviosas manos que desajustaron los mecanismos del reloj felino.

Ferreti no es el único responsable. Decirlo así sería estéril e insuficiente. Son también aquellos que ni un pase de dos metros pueden entregar bien, son los que están hartos de la pelota, son los que estuvieron en el juego y que supimos de ellos hasta que los vimos salir de cambio y son los que viniendo de afuera jamás aparecieron.

O Tigres hace la silla para atrás, se estira un poco y reflexiona sobre lo sucedido o tendrá que entender que poco podrá hacer ante Rayados que luce más encarrilado y consciente de lo que ganó hace poco y de lo que desea ganar dentro de poco.

Si Rayados pega primero en la vuelta, el inmodificable tic tac de Tigres se convertirá en un triste e inevitable tan tan.

 
Twitter: @CARLOSLGUERRERO
 
 
 
 
 
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