Bajo un ambiente cargado de preocupación y desconfianza, el Monterrey, con la necesidad en la punta de los botines, saltó a la cancha para enfrentar al líder del torneo.

Antes de este encuentro, Mohamed declaró que había encontrado la solución a los problemas de su equipo: sacó a Neri Cardozo, quien nunca ha sido un contención confiable, pero siempre ha sido titular indiscutible; tampoco alineó a Barrera y mandó a la banca a Medina.

El resultado final respaldó a "Tony" en su declaración, pero ¿será que realmente ha encontrado la solución de los problemas de su equipo o lo que encontró fue un adversario con mucha calidad ofensiva y demasiado irresponsable defensivamente?

Lo que no tiene carácter de cuestionable fue la efectividad de la ofensiva del Monterrey en el primer tiempo. Espero que esa contundencia, que andaba perdida, haya regresado para quedarse.

El León, fiel a su estilo kamikaze de jugar al futbol, salió a atacar sin temor a ser atacado, cedió los espacios, dejó mal parada a su defensiva y sufrió las consecuencias.

Probablemente no contaba con los ajustes hecho por Mohamed que le dio orden a su media cancha con dos contenciones nominales, experimentados y conocedores de la posición. "Lucho" Pérez y Gargano dieron un muy buen partido.

Sin el "Gullit" Peña para la segunda mitad y con tres goles de desventaja, el León, que previo al encuentro era un adversario de miedo, se convirtió en una frágil presa y pudo haber recibido otros dos goles más.

Quien se reencontró con su nivel, dejó a un lado el egoísmo y se portó como un auténtico crack fue Edwin Cardona y no sólo por los soberbios goles que anotó.

El colombiano participó mucho, fue el que distribuyó el juego, dio pase para gol y marcó el ritmo de los avances Rayados.

Creo que esa mejoría se debe a que se vio con más libertad en al ataque. Finalmente pude ver el "10" que el Monterrey necesita y no a un buen jugador limitado por la línea de la lateral izquierda, como en anteriores encuentros.

El funcionamiento colectivo me agradó y no podía ser diferente, ya que si las individualidades están finas con la pelota en los pies, la colectividad siempre será beneficiada.

Prácticamente no hubo errores en las salidas; el traslado en la media cancha estuvo bien y tranquilo y dejaron a un lado la desesperación desenfrenada de querer llegar al arco rival con un pelotazo.

Ahora sí vi a los carrileros hacer su papel, ya que constantemente se presentaban de frente como apoyo ofensivo.

Finalmente, este Monterrey, después de tantas jornadas, vuelve a darme motivos para elogiarlo.

Ojalá y esa gran exhibición de efectividad ofensiva combinada con claras ideas futbolísticas sea la nueva cara de los Rayados y no flor de un día.

 
 
UNA BUENA, Y LA OTRA TAMBIÉN
 
La primera fue la gran victoria de Tigres sobre Atlas, que interrumpió una mala racha de dos derrotas al hilo.

La segunda fue ver cómo Damm descubrió que si dispara al arco rival puede anotar goles.

Hay que atreverse más seguido.

 
careca@elnorte.com
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