Al finalizar el partido en Torreón, Antonio Mohamed declaró: "El torneo pasado hablaban del tridente y no clasificamos, ahora quiero que hablen del equipo".
El diagnóstico del "Turco" es preciso. A los suyos les faltaba ese equilibrio que hoy los posiciona entre las dos mejores defensivas y las tres mejores ofensivas de la competencia.
La incorporación de Sánchez y Ayoví -dos jugadores tácticamente robustos en conceptos- visiblemente ha ayudado a construir las conexiones entre los de arriba y los de abajo que, en el torneo pasado, prácticamente estaba encomendado a sólo dos elementos: Gargano y Zavala.
También quiero destacar el tamaño de futbolista en el que está convertido el chamaco Montes. Sólo los que han visto su acta de nacimiento pueden constatar que es menor de 19 años.
¿Sabe usted cuántos jugadores están registrados en nuestra liga con esa edad? Cuatro. Y uno de éstos se llama César, es titular en Rayados desde el torneo pasado y, con el respeto a sus compañeros, juega mejor que Basanta, Mier, Osorio o Herrera.
Pero difícilmente supliremos de las futuras crónicas los nombres de Cardona, Pabon y Funes Mori, porque al final del día la magia de uno, el extraño capricho para patear a gol del otro y el inspiracional oficio del tercero seguirán siendo el ingrediente dominante de la receta.
Sin darle muchas vueltas al asunto, el Monterrey resistirá en la cima de la general en la medida que estos tres locos enfundados en la camiseta rayada mantengan un alto nivel de entusiasmo.
Del otro lado de la ciudad, los Tigres fueron vencidos inesperadamente. La derrota se la podemos achacar al "Patón" Guzmán, a la expulsión (no sé si exagerada) de Sobis o, como muchos "anti-Ferrettistas" lo apuntaron en las redes sociales, al entrenador. Pero desde mi perspectiva, la debacle se gestó desde el momento que, durante los primeros 42 minutos, teniendo absoluto dominio de la cancha y apabullante posesión del balón, en el marcador electrónico no se reflejaba ninguna ventaja.
Ser seguidor de los Tigres y tener a Nahuel en tu portería es como tener a un torero en la casa, irresponsable con un capote en las manos. ¿Qué gana siendo así? De seguro poco, pero ésa es su esencia, así es como él siente el futbol y, tácticamente, ahí debía estar en la jugada del segundo gol. Aunque como dice en su cuento Jorge Valdano: "Creo, vieja, que tu hijo la cagó".
Con estos incidentes, los Xolos se llevaron los tres puntos contabilizando un 34 por ciento de posesión y apenas acertando 198 pases. Demasiado regalo en un 14 de febrero para tan poquito amor. ¿No cree usted?
PD. "La sangre te hace pariente, pero la lealtad te hace familia". Anónimo.
Lo escrito, escrito está.
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