Acto I: su "majesté" André-Pierre Gignac dilató por fracciones de segundos el remate a gol, invitando a postrarse a sus pies al portero Yarbrough.
Acto II: en el corredor del área, Rafael Sobis amagó a Germán Cano, provocando una fulminante conmoción en la humanidad del argentino y, una vez con éste en el pasto, asistió a Gignac para sellar el triplete.
Acto III: en el primer tercio del campo, Israel Jiménez se armó un autopase de "rabona", eliminando de la acción a toda una línea de esmeraldas y, al toque, cedió el balón a Sobis, quien a su vez, con trazo limpio de 25 metros, colocó a Javier Aquino cuerpo a cuerpo con Yarbrough.
Acto IV: de "taquito", Sobis habilitó a Dueñas dentro del área rival y, fotocopiando la acción, Dueñas a Damm que, sin pensarlo, disparó a gol. Para desgracia de los locales, el portero visitante bloqueó por cuarta ocasión su portería.
¿Cómo se llamó la obra? "Au revoir", señor Pizzi.
El equipo de Ferretti fue eufórico, instantáneo, variado de jugadas y, muchas de éstas selladas con desdén. 23 remates totales, 15 de éstos desde adentro del área, 25 pelotas interceptadas, 4 balones recuperados por Guido, 6 por Dueñas, 8 por Sobis, 55 pases acertados de Pizarro (94.7 por ciento de efectividad), 40 de Dueñas (84 por ciento), 30 de Sobis (91 por ciento), el segundo triplete en México de Gignac y los acordes de la canción "Hey Jude" entonados por la tribuna sellaron una noche donde el que llegaba como superlíder de la competencia fue categóricamente vencido por el campeón defensor.
También debemos señalar que, durante los primeros 45 minutos, la visita tuvo iniciativa. Paul Delgadillo no marcó un penal sobre Cuevas y los delanteros del León por lo menos tuvieron otro par de oportunidades para alcanzar el 2-2. Para la segunda parte, el área donde habita Nahuel Guzmán quedó fuera de la crónica.
En el otro lado de la Ciudad, los Rayados volvieron a mostrar esos detalles que suponíamos habían quedado enterrados en el pasado.
A diferencia de los partidos con Pumas, Puebla y Atlas, el Pachuca les remató hasta 10 veces dentro del área. Jonathan hizo seis atajadas y no pudo evitar otras tres. A Hirving Lozano lo frenaron a patadas que, en consecuencia, provocaron tres tarjetas amarillas, dos para Miguel Herrera.
La unidad de ataque del Monterrey (Pabon, Funes Mori, Cardona y Sánchez) a lo largo de la primera mitad pecó como si esto fuera una cancha de tenis para "singlistas", abusando del tiro a gol de donde fuera, despreciando los desmarques del compañero.
Ya con el 3-0 y, 10 contra 10, mostraron una reacción, aunque también podemos sospechar que fue producto de la baja de entusiasmo del local. ¿No cree usted?
PD. Por fortuna, siempre reconforta recibir a Dorados.
Lo escrito, escrito está.
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