Hace menos de 100 días Walter Gargano declaró: "El jugador entra desmotivado cuando su afición lo pita sin aun tocar el balón".

Hoy, esa misma incómoda afición defiende con todo a los suyos frente a cualquier indirecta que pretenda demeritar alguna de las ocho victorias alcanzadas en el torneo.

De hecho, en las redes sociales los seguidores del Monterrey circularon las siguientes recomendaciones: "Si escuchan: Rayados no está jugando bien o, traen suerte de campeón o, Morelia al igual que los Tigres, fallaron más oportunidades de las que ustedes fabricaron, sólo sonrían, son análisis de ardidos". "Y cuando los adversarios sacan el tema de la famosa posesión, funcionamiento, dependencia del tridente o goles de meras individualidades, no duden, sólo es un síntoma de que nuestro Monterrey volvió a ganar".

Los Rayados son líderes absolutos de la competencia y, con 24 puntos de 30 posibles, los argumentos netamente pragmáticos para ver con desdén al resto sobran.

Hasta el "Turco" Mohamed se amparó en los efectos prácticos del resultado como único criterio válido para dejar en segunda instancia el desempeño de sus jugadores: "El rival fue mejor que nosotros, pero el resultado no se discute".

El futbol es atrayente porque la victoria se puede dar sin un buen funcionamiento, y el buen funcionamiento no siempre te da la victoria.

Si usted es aficionado rayado, abrace el presente donde los vientos de revancha soplan a favor, pero fíese lo menos posible del mañana. Como diría Frank Kafka: "En tu lucha contra el resto del mundo te aconsejo que te pongas del lado del resto del mundo".

Del otro lado de la Ciudad, la deficiencia volvió a poner contra la pared al equipo de Ferretti. Gignac, por segundo partido consecutivo, no fue letal, Aquino tampoco volvió a desequilibrar, Zelarayán no abrió la cancha y Viniegra no tuvo el tino de Pizarro.

Y aunque dentro de las excusas están las ausencias mencionadas, aunado a los cambios obligados de Dueñas al minuto 20 y el de Torres Nilo al 38', los Tigres volvieron a construir un mínimo de argumentos para ganar el partido.

Los de la "U" siguen bastante distantes de su mejor nivel. A diferencia del año pasado, donde las dobles competencias no mermaron el accionar, hoy el equipo se ve físicamente duro, fallo con el balón y tácticamente disperso entre líneas. ¿No cree usted?

PD. "Aceptar nuestras debilidades en lugar de tratar de ocultarlas es la mejor forma de adaptarse a la realidad". David Viscott , psiquiatra estadounidense.

Lo escrito, escrito está.

 
 
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