En un mismo día vi la magia de Messi contrastada con un caótico futbol jugado entre chilenos y bolivianos.
En esta edición centenaria de la Copa América los goles tardaron, pero llegaron para quedarse, bueno, eso espero.
El buen futbol se asoma de vez en cuando, las diferencias entre algunas selecciones siguen siendo abismales, las polémicas arbitrales se mantienen como el blanco preferido de la prensa y la sorpresa no quiso quedarse fuera de la fiesta, ya que Uruguay, mencionado por algunos como fuerte candidato al título, ya está eliminado.
Yo estuve en el imponente Gillette Stadium, la casa de los Patriotas, y fui testigo del sufrimiento chileno para ganarle 2-1 a Bolivia y vi cómo lo inusual se convirtió en polémica.
No me refiero al penal dudoso, eso ya es el pan de cada día en el futbol, hablo de los 7 minutos añadidos por el árbitro central.
Intercambiando opiniones con periodistas de distintos países, percibí que lo inusual casi siempre es tomado como un error y se convierte en un motivo para polemizar.
Le pregunté a un comentarista colombiano que ¿cuántos penales existirían en un partido si el árbitro marcara los agarrones, empujones y piquetes de ojos en los tiros de esquina? Y me contestó que muchos.
Para encerrar mi participación en esta mini-rueda de prensa, sin jugadores y técnicos, dejé en el aire mi definición: Eso sería inusual, pero no incorrecto.
Los bolivianos abusaron de hacer tiempo y en mi opinión el árbitro cumplió con el reglamento, el tiempo agregado estuvo acorde con el abuso mañoso del equipo que se dedicó a ensuciar el juego.
¿Y del penal?, de ése podemos seguir platicando, pero de no ser por esa polémica jugada el campeón defensor estaría en graves problemas.
De lo polémico me voy a la magia.
Hacer un "hat-trick" es el sueño de todos los delanteros del mundo, pero para el mago Messi fueron necesarios tan sólo 15 minutos para hacer lo que algunos profesionales tardan años en conseguir y otros nunca lo harán.
Contrario a lo que dicen y creen, Leo sí es un legítimo argentino tocado por Dios.
Ayer los anfitriones se colaron en los Cuartos de Final con un futbol austero, pero con mucha determinación dejaron en el camino a unos paraguayos que no pudieron contra once ni tampoco contra diez. No merecían más que un boleto de regreso a casa.
México tiene en sus manos su propio destino, terminar en primero de su grupo evitaría a Argentina en los Cuartos, aumentando así sus posibilidades de avanzar al enfrentarse, probablemente, a unos chilenos llenos de desconfianza y dudas, o a Panamá.
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