Me cuesta trabajo digerir lo ignorantes y hasta estúpidos que pueden llegar a ser los aficionados que convierten en cifras los mágicos momentos que nos ha ofrecido este genio, este crack, este ser de otro planeta: Lionel Messi.
Para mí, logrando o no un título con su Selección, "La Pulga" es más que Maradona en todos los aspectos futbolísticos, y como ser humano mejor ni hablamos.
Para los argentinos y reventadores de Messi como el propio Diego Maradona, ése por conveniencia, Lionel nunca llegará a sus talones porque no ha sido campeón con la Albiceleste.
Ser el máximo goleador de la Selección de Argentina se les pasó por el arco del triunfo, lo responsabilizan, comparan, lo achican por su personalidad.
Su impresionante palmarés, en el que destacan sus cinco Balones de Oro, goles y títulos de toda índole tampoco han convencido a los desconocedores y envidiosos.
Lionel Messi hace que el futbol se vea como una obra de arte, verlo jugar es un deleite, hace ver fácil lo difícil y realidad lo imposible.
Señores, el tamaño de la injusticia que cometen con Lio no tiene calificativo, lo juzgan por no lograr individualmente lo que deberían alcanzar como equipo, por no lograr sano lo que su compatriota logró bajo los efectos de sustancias prohibidas.
Regreso el tiempo para recordar tres jugadas en particular que hubieran cambiado el tema de esta columna y la sentencia a Lionel Messi.
Final del Mundial de Brasil 2014, últimos minutos del partido y Rodrigo Palacio, delantero argentino, se enfrenta en un mano a mano a Manuel Neuer, portero alemán, y se pierde el gol del título para Argentina.
En esta Copa América que recién terminó, Gonzalo Higuaín hace lo propio en la Final contra Chile y el lateral izquierdo albiceleste Marco Rojo es expulsado infantilmente cuando Argentina tenía a Chile en problemas.
Ésos son dos pequeños ejemplos del tamaño de la injusticia con un jugador que siendo ser humano tiene prohibido fallar, cuando a su alrededor las fallas de otros le han quitado la oportunidad de levantar el trofeo de campeón que tanto anhelaba.
Si Palacio, Higuaín, Rojo entre otros, hubiesen tenido tino esa ridícula polémica y juicios a los que fue sometido el mago Messi se convertirían en elogios, lo convertirían en un Dios, pero por culpa de otros esa historia tiene una versión muy distorsionada.
¿Cómo poner en duda la grandeza y la capacidad futbolística del mejor jugador del mundo a causa de una u otra jugada, aislada y fallada por sus compañeros?
Qué irónico, en la tierra en donde cualquier "troncazo" es considerado un crack el mejor jugador del mundo no los convence.
Agradezco a Messi por todo lo que ha aportado para el bien de un futbol espectáculo que poco a poco está siendo tragado por la fuerza bruta y la estupidez de los que no saben apreciarlo.
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